Fénix 16, 41-112
EL FONDO SAN MARTIN EN LAS PROVINCIAS LOS "MUNICIPIOS Y SUS BIBLIOTECAS ~7 I I La Biblioteca Nacional del Perú administra el Fondo San Martín desde septiembre de 1962. A partir de entonces se ha comprobado reiteradamente una verdad, incorporada de manera definitiva en la historia del Perú de hoy; a saber, la de que los pueblos necesitan con intensidad creciente de los servicios bibliotecarios municipales. Estos servicios .1'0/1 hoy tan urgentes como los de alumbrado y baja policía, vivienda y salud pública. En las ciudades grandes, la lectura en la biblioteca municipal pública es reclamada por universitarios y escolares, profesionales, artesanos, industriales. En las ciudades más pequeña 1". la biblioteca municipal es indispensable a los campesinos que desean mejorar sus cultivos y la crianza de sus animales, a la pequeña empresa privada y, desde luego, a los escolares cuyos centros carecen de todo material educativo, y en los cuales el libro es el gran ausente. Las estadísticas que los Concejos más res– ponsables envían al Fondo San Martín son un testimonio irrecusable a este res– pecto. El número de lectores aumenta mes a mes, año a año. Se trata de un proceso que de todos modos, considerando una serie de circunstancias ya anali– zadas en otras oportunidades, ha de cobrar cada vez mayor momento. Ello quiere decir en consecuencia que los Municipios tienen al frente, una responsa– bilidad mayor con respecto a las bibliotecas que, por ley, están llamados a or– ganizar y a mantener. Es una responsabilidad que deriva no solamente de la, circunstancias actuales; se trata de algo mucho más serio: la biblioteca pública es un órgano indispensable y permanente para el desarrollo cultural, económico y social de los pueblos. Ningún municipio puede descuidar esta responsabilidad. ¿Cuáles son las medidas concretas que han de tomar los municipios para alentar el desarrollo de sus bibliotecas públicas? En este editorial nos propone– mos señalar las más importantes. En primer lugar, es indispensable que los concejos destinen a la biblioteca una partida específica en sus presupuestos anuales. El monto de esta partida depende, desde luego, de las posibilidades del concejo. El dinero anual de la biblioteca, grande o pequeño, debe figurar de todos modos en el presupuesto, porque ésta es la única manera de que la biblioteca constituya una actividad per– manente, una necesidad consagrada oficialmente. La existencia de la partida es la expresión de que los concejos encaminan su política local hacia una necesidad que se integra perfectamente con las necesidades de la circunscripción y las orientaciones generales del país. La propia partida es condición indispensable para que los Concejos soliciten ayuda y asistencia técnica del Fondo San Martín y de los poderes públicos. La segunda medida es la de que el Concejo reserve un local específico para el funcionamiento de la Biblioteca. Este local, necesariamente modesto en circunscripciones pequeñas, no debe ser ni una oficina administrativa del con– cejo ni un local de sesiones ni un auditorio destinado a funciones públicas. Las investigaciones llevadas a cabo por el Fondo San Martín revelan que en todos los casos en que la biblioteca carece de un lugar propio, sus servicios frecuente- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.16, 1966
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