Fénix 16, 41-112
EL FONDO SAN MARTIN EN LAS PROVINCIAS 81 metodología útil para llevar adelante, por iniciativa interna, la organización dé una biblioteca escolar. No cabe imaginar, sin embargo, educación que hoy pueda llevarse a efec– to cabalmente si las escuelas no inspiran su acción en el núcleo vivificador de la biblioteca escolar. El hábito de la lectura creadora debe adquirirse a edad bien temprana. El libro no debe ser extraño ni aun en el Jardín de la Infancia. Es indispensable que el escolar se apreste a hacer uso permanente del libro en una edad en que el saber se renueva tan apresuradamente. No puede prescin– dirse del libro en una sociedad que se transforma cultural y económicamente con ritmo tan acelerado. El libro ofrece a maestros y alumnos una oportunidad de diálogo consubstancial para el mejoramiento cualitativo de la educación. No fundamentarnos la necesidad de bibliotecas escolares en razones nega– tivas. Es cierto que alumnos primarios, secundarios y aun universitarios acuden a la Biblioteca Nacional y a las bibliotecas municipales públicas y lesionan los servicios bien definidos que éstas deben prestar. A pesar de que los escolares -que hoy constituyen aproximadamente el noventa por ciento de los lectores de la Biblioteca Nacional- cometen actos de depredación con los fondos biblio– gráficos, los servicios que a ellos se prestan continuarán en tanto no se esta– blezcan nuevas bibliotecas en la ciudad. El reclamo de bibliotecas escolares reposa sobre fundamentos positivos, que atañen a la calidad que ha de ostentar la educación en el período de ahora. En el próximo número de la Gaceta propondremos un conjunto de fina– lidades propias de la biblioteca escolar. Carlos Cueto Fernandini (Gaceta bibliotecaria del Perú. Lima, 1965. nos. 9-10) FINALIDAD DE LA BIBLIOTECA ESCOLAR Son fines de la Biblioteca Escolar: 1) Facilitar a los estudiantes, en número suficiente, ejemplares de libros de texto, mapas, láminas, reproducciones microiilmicas y en general todo el material bibliográfico indispensable para el buen aprendizaje. 2) Complementar las colecciones con material útil para los alumnos que por una u otra razón aprenden con ritmo menos rápido, organizando para ellos programas de lecturas graduadas; y para que los escolares dotados de inteligen– cia superior amplíen los conocimientos básicos, cultivando su talento con expe– riencias más amplias y estimuladoras. 3) Iniciar el trato con el libro desde el Jardín de la Infancia. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.16, 1966
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