Fénix 16, 5-40

8 FENIX 1957 que el Bibliobús empezó a incursionar en los centros de trabajo llevando su carga de libros para prestarlos a los empleados y obreros, la mayor parte de su colección se componía de obras técnicas. Se había pensado en capacitar al obrero y así se seleccionó obras sencillas, manuales dentro de los diversos ofi– cios, obras con información doméstica, de pequeña industria casera, etc. Ahora se ve que estábamos un .poco adelantados, no equivocados. Hubo lectura y en– tusiasmo por el servicio del Bibliobús pero poco a poco empezaron a reclamar obras generales, información cultural de acuerdo a programas escolares; fal– taba la instrucción secundaria y aún la primaria en los medios laborales. El obrero no había sido elevado todavía a la dignidad de "trabajador manual capa– citado", comenzaba su labor el Senati, todavía existía confusión en la orienta– ción; todos debían ser universitarios. La colección ha ido creciendo de acuerdo a la demanda manteniendo al día la información técnica en las especialidades que las fábricas requieren y por otro lado completándose con todas aquellas ma– terias de cultura general y educación cívica como cooperativismo y sindicalismo. Cosa curiosa, hoy recién se inicia la mayor demanda en asuntos técnicos de los diversos oficios a que se dedican los obreros de la Gran Lima. El Bibliobús nos sirve para dar servicio de préstamo de libros en los cen– tros de trabajo, con una cifra anual no mayor de 10,000 libros leídos, pero ésta no es su única misión. Podemos ver por los cuadros estadísticos que la lectura es poca en una fábrica. Muchos factores así lo determinan: el analfabetismo, la escasa instrucción, la vivienda lejana, etc. Cada día comprendemos mejor a nuestros lectores y tratamos de amoldar nuestro servicio a sus problemas. Así por ejemplo un conspirador contra la lectura es el tiempo. Cuando terminan sus labores y espera el Bibliobús a la puerta del centro de trabajo, los más están apurados por regresar a sus hogares, no tienen la calma suficiente para subir. escoger un libro y llevarlo en préstamo. Desgraciadamente, la hora de salida es la hora impuesta por la gerencia en general. Hemos pues, llegado a una so– lución mejor en varios casos. Ella es la de prestar lotes de libros a la Asistenta Social de cada centro de trabajo. Será ella la que convertida en bibliotecaria hará el préstamo. La ventaja es que a cualquier hora del trabajo la pueden encontrar. Este pequeño lote se convierte en una biblioteca más permanente que el espectacular Bibliobús, Este servicio a que hacemos referencia recibe el nombre de: Servicio de préstamo en maletas Consiste en prestar colecciones básicas de 50 a 80 libros en maletas– estantes o simplemente cajas. Para realizar este tipo de Servicio nos pusimos en comunicación con las Asistentas Sociales de fábricas, se les explicó cuál era nuestro objetivo y las múltiples ventajas que se podrían obtener: para los tra– bajadores, para las propias asistentas y para nuestro servicio.v La ventaja para el trabajador es que los libros se encuentran en su propio centro de trabajo y por lo tanto los puede obtener con más facilidad.- Para las asistentas también representa una valiosa ayuda, pues siendo su misión trabajar por el bienestar de Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.16, 1966

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