Fénix 17, 3-33

EN LA BIBLIOTECA NACIONAL 29 egresos del Presupuesto de la República de 1947 Y la Contraloría General se negó por eso a cumplirla. Con tal motivo fueron necesarias múltiples y fatigo– sas gestiones con el Presidente Bustamante, el Ministro de Hacienda Dr. Luis Echecopar y varios funcionarios del Ramo, hasta que por fin, después de Ím– probo esfuerzo, se convino en la celebración del nuevo empréstito con la Caja de Depósitos por la cantidad que le hubiera correspondido a la Biblioteca en 1947; la suma señalada por la ley para 1948 quedaría al margen de los in– tereses y la amortización del empréstito, o sea libre para su finalidad específica. Ha escrito el doctor José Luis Bustamante y Rivero en su libro Tres años de lucha por la democracia en el Perú: "Para la financiación de todos estos gastos, el Ejecutivo de acuerdo con el Director de la Biblioteca, Dr. Jorge Basadre, diná– mico propulsor de la obra, proyectó y obtuvo del Congreso la dación de una ley que creaba una renta especal para la construcción de la Biblioteca Nacional y sus accesorios", (pág. 373). Fueron en realidad, como se ha visto, dos leyes. En setiembre de 1947 sin ceremonia (pues las había habido con exceso anteriormente) abrimos el Departamento de Niños, que organizó María Elisa de Otero. Fue una selección simbólica ésta, pues quisimos dejar constancia de que en la nueva Biblioteca Nacional el niño no era excluído como lo había sido antes, sino, por el contrario, era atraído a ella. En noviembre del mismo año abrimos la sala de lectura Perú y en enero de 1948 las salas de Ciencias y Artes (en la que se dieron también libros de Educación) la sala de Investigaciones, a cargo del Departamento de Investigaciones Bibliográficas y la sala de Obras Generales. En total fueron abiertas hasta enero de 1948 cinco salas de lectura. Debo dejar constancia de la amplia ayuda que suministró cn este esfuerzo final el Ministro de Educación general Osear Torres. Toda la zona asignada en los planos a la Biblioteca Nacional llegó a ser edificada; sólo quedó vacío el sector de la calle Botica de San Pedro que dichos planos reservaron a la Sociedad Geográfica. Pensé que ese terreno sería en el futuro una reserva para la Biblioteca. Ese mismo mes de enero de 1948 recibí del entonces Director General de la Unión Panamericana, doctor Alberto Lleras Camargo, la propuesta de ocupar el cargo de Director del Departamento de Asuntos Culturales que acababa de ser creado en ese organismo internacional. En 1946 y 1947 no había aceptado hon– rosas y convenientes propuestas para ocupar cátedras en Estados Unidos porque la Biblioteca Nacional no estaba abierta aún. No era ésta la situación en 1948. Funcionaban ya cinco salas de lectura (inclusive las dos de mayor significación en la Biblioteca); estaba en vísperas de darse por terminada la construcción del edificio en todo lo que respecta al sector destinado a este instituto de cultura; contratadas las estanterías de acero; creados fondos seguros para establecer de inmdiato nuevos servicios y atender a necesidades del momento. Mi misión había sido cumplida en sus aspectos básicos. Por otra parte, había percibido claramente a lo largo de las gestiones para obtener la ley sobre las joyas, para que la Di– rección de Presupuesto la tomara en cuenta y para mejorar sueldos y otras parti– das de la Biblioteca (este último esfuerzo resultó infructuoso) que carecía de la fuerza para conseguir más recursos y más ayuda a la institución; me había gastado en tanta lucha, por lo cual "un cambio de guardia" parecía beneficioso. Por lo demás, tampoco habían tenido éxito mis gestiones para que se diera au– tonomía administrativa a la Biblioteca que hubiese sido supervigilada, según este proyecto, por un Patronato y para que, sobre todo, ella lograra tranquilidad económica por medio de rentas especiales. Al mismo tiempo (y esto era lo más importante) la situación política hallábase en vías de violentos estallidos, desa– tadas más y más las pasiones; no parecía imposible que el Gobierno cayera (así ocurrió en octubre de aquel mismo año) y en ese movimiento indudablemente Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.17, 1967

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