Fénix 17, 3-33

EN LA BIBLIOTECA NACIONAL 7 de supervigilar el servicio nocturno en la Biblioteca de la Universidad, y la co– laboración en la edición del Boletín Bibliográfico, cargos que debí a Pedro Zu– len. Fue la de Zulen, una de las grandes influencias que tuve en mi juventud. De él aprendí la noción de lo que es, o lo que debe ser una biblioteca moderna, conciencia que él había adquirido como autodidacta en Estados Unidos. Después de que él murió, me retiré de la Biblioteca de la Universidad, como protesta muda porque su obra estaba siendo destruída. Desde agosto de 1925 hasta junio de 1926 estuve en la campaña plebiscitaria de Tacna y Arica; pero volví a la Bi– blioteca Nacional en esta última fecha y allí permanecí hasta 1930. Es decir, me quedé tres años después de que, en 1927, concluí mis estudios universitarios y dos años durante mis comiezos como catedrático de Historia del Perú en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos a partir de 1928. En 1930 vacó la dirección de la Biblioteca de esta Universidad y el Rector Alejandro O. Deustua, siempre muy gentil y bondadoso conmigo, me con– fió este cargo. Poco después en setiembre de 193], viajé a Estados Unidos para estudiar organización de bibliotecas con una beca de la Fundación Carregie, el primer peruano que recibió este encargo. Durante mi ausencia la Universidad fué declarada en receso, por lo cual viajé en 1932 a Alemania con una invitación del Instituto Ibero-Americano de Berlín para pasar luego, por mi cuenta, a España. Allí dicté un curso en la Universidad de Sevilla, hice investigaciones en el Ar– chivo de Indias al servicio de José María Ots y fuí luego nombrado auxiliar del Centro de Estudios Históricos de Madrid, en la sección Hispanoamericana a cargo de Américo Castro y al lado de Silvia Zavala y de Angel Rosenblat. De este modo realicé el milagro de vivir varios años en Europa sin tener renta propia ni cargo del Estado. En 1934 participé en el Congreso Internacional de Bibliotecas realizado en Madrid. Al reabrirse la Universidad de San Marcos en 1935, volví al Perú a hacerme cargo nuevamente de mis cátedras y de la Bi– blioteca. En ésta, no fue mucho lo que pude hacer desde el punto de vista técnico por dificultades económicas y deficiencias del local, es decir tropecé con los mismos obstáculos que tuvo Zulen; pero me preocupé por dar nueva vida y nueva orientación al Boletín Bibliográfico. Por mi iniciativa aparecieron en di– cha revista listas de libros peruanos editados anualmente, listas de artículos apa– recidos en periódicos nacionales, bibliografías de autores contemporáneos, rela– ciones de seudónimos, etc. Es decir, a partir de 1936 se puede seguir sistemá– ticamente la producción bibliográfica en el Perú. El servicio al público lector fué organizado en forma que resultara eficiente y rápido. Aparte de atenderse a las necesidades más urgentes para los alumnos, fueron ayudados algunos ca– tedráticos en sus tareas de investigación; gracias a la ayuda de la Biblioteca pudo, por ejemplo, Teodosio Cabada dedicar algunas de sus lecciones en el curso de Historia de la Cultura a la obra de Toynbee, cuando ésta apenas acababa de aparecer. Federico Schwab tuvo a su cargo la labor de traducir algunas obras fundamentales para el Perú o para la cultura en general con el fin de ponerlas a disposición de los lectores de la Biblioteca; a ellas se agregaron varias tra– ducciones que hizo Ernilia Romero y que más tarde llegaron a ser impresas. Un artículo directamente colocado contra mí en la Ley Orgánica de Edu– cación promulgada en 1941, me hizo renunciar la dirección de la Biblioteca de la Universidad en 1942, cuando estaba casi lista la ayuda de una poderosa fun– dación norteamericana para llevar a cabo integralmente la catalogación. A esta época corresponde el ensayo que publiqué en La Prensa de Lima titulado "El sentido de las bibliotecas" (12 de enero de 1936). Fue reproducido en el NQ 2 del Boletín de la Biblioteca Municipal de Lima (enero de 1936). Fue acaso la primera vez en que se enunció sistemáticamente entre nosotros la filosofía de la moderna institución bibliotecaria popular. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.17, 1967

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