Fénix 17, 63-91

LA ORIENTACION DE LA LECTURA 73 se comunican con los mejores? Sólo están detenidos en verdaderas ocupaciones aquellos que precian tener continuamente por amigos a Zenón, Pitágoras, Demó– erito, Aristóteles. Ninguno de éstos está ocupado; ninguno dejará de enviar más dichoso y más amador de sí a quien viniere a comunicarlo; ninguno de ellos consentirá que los que los comunicaren salgan con las manos vacías; éstos a to– das horas, de día y de noche, se dejan comunicar de todos; ninguno de ellos te forzará a la muerte y todos te enseñarán a morir. Ninguno hollará tus años, antes te contribuirán de los suyos. Ninguna conversación suya te será peligro– sa; no será culpable su amistad ni costosa su veneración. [Qué felicidad y qué honrada vejez al que se puso bajo la protección de éstos! Tendrá con quien de– liberar de las materias grandes y pequeñas, a quien consultar cada día en sus negocios y de quien escuchar verdades sin injurias ni alabanzas. Solemos decir que no estuvo en nuestra potestad elegir padres, habiéndonoslos dado la for– tuna; con todo eso, habiendo tantas familias de nobilísimos ingenios, nos viene <1 ser lícito nacer a nuestro albedrío. Escoge a cuál de ellas quieres agregarte que no sólo recibirás el apellido sino también aquellos bienes que no son para guardarlos con malignidad y bajeza, sino de aquellos que más aumentan cuanto más se reparten. Estas cosas te abrirán el camino para la eternidad, elevándote a una altura de la cual nadie puede ser derribado. Sólo este medio hay con que extender la mortalidad, o para decirlo mejor, para convertirla en inmorta– lidad. Sólo a la sabiduría es a quien no se puede hacer injuria. Tiene, pues, la vida del sabio grande latitud; no la estrechan los términos que a las de los demás; él sólo es libre de las leyes humanas; se sirve de todas las edades, como Dios. Es muy corta y llena de congoja la vida de aquellos que olvidan lo pa– sado, no cuidan lo presente y temen lo futuro y cuando llegan a sus postrime– rías, conocen tarde los desdichados que estuvieron ocupados mucho tiempo en hacer 10 que en sí es nada (22). Al lado de los hombres cultos o sabios de esa época y de los hombres obligadamente culturizados que vivían encandilados por el presente, existía otra categoría de lectores --creada también por la culturización obligatoria- peque– ña pero muy interesante, por la proyección amplificada, que tendría en un fu– turo distante. "i Son] los que se ocupan en estudios de letras inútiles. Fue enfer– medad de los griegos averiguar qué número de remeros tuvo Ulises, cuál se es– cribió primero La Iííada o La Odisea, si ellas son obras del mismo autor, y otras impertinencias más, que calladas no ayudan a la conciencia y dichas no dan opinión de más docto sino de más enfadoso. [Cómo se ha ido apoderando de los romanos la inútil curiosidad de aprender lo no necesario! Hay cosas cuya noticia no mira a la gloria verdadera, pero por tocar sus ejemplos en materias civiles, su conocimiento nos deleita con una gustosa vanidad. Fabiano dudaba si era mejor no ocuparse en algunos estudios o embarazarse con ellos" (2:1). Como se ve, el fantasma penoso de la erudición árida e insensata y de la cultura superficial -del conocimiento superfluo-, con su secuela de cala– midades, se asomaba a la eultura occidental en vísperas de la era cristiana. La Edad Media significó un estancamiento -no necesariamente desven– tajoso para la civilización-=- de la cultura. Ya es típica la figura de que enton– ces la cultura se refugió -o fue secuestrada- en Jos conventos. Ni los nobles caballeros ni los villanos sabían leer (24). La lectura la realizaban intensamente unos pocos enclaustrados, acuciados por una preocupación metafísica y religiosa. Fue en este período que se asimiló la cultura greco-romana. 22. Séneca. "De la brevedad de la vida" (resumen de caps. XV y XVI). 23. Séneca. Op. cit. 24. Seignobos, Histeria sincera de la nación francesa. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.17, 1967

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