Fénix 17, 63-91
LA ORIENTACION DE LA LECTURA 79 existen muy pocos libros -mayormente los de cierta antigüedad- que se 10 pueden ofrecer adecuadamente. Una mixtificación del contenido que porta, originada por la suplantación o desaparición del legado del pasado, es el defecto del libro actual que lo des– virtúa como instrumento cultural. Afortunadamente, para suplir temporalmente en la lectura este defecto y obtener de los libros la verdadera cultura, una solu– ción práctica es posible: recurrir a los libros del pasado. Mientras que la ciencia no haya llegado a una etapa avanzada en la asimilación sistemática del contenido de ellos, el contacto directo es necesario. No se puede desdeñar los libros "viejos" de cualquier tema mientras no se esté seguro de que los contemporáneos los han aprovechado completamente. Las únicas nociones culturales que cada cierto tiem– po "son superadas" (como dice el vulgo) y caducan irremisiblemente quedando sin valor son aquellas de pacotilla que los periódicos y libelos actuales distribuyen. Aristóteles tenía una concepción geocéntrica del universo e ignoraba la circulación de la sangre y Descartes ubicaba el alma en la glándula pineal; sin embargo ambos tienen plena vigencia cultural e incluso son dos pilares de la ciencia actual. En base al criterio esbozado, se debe pensar en dos tipos de libros como fuente de cultura. En primer lugar jos de las distintas ramas de la ciencia que se deben leer con orden y hasta con método, para tomar contacto racional con la cultura, orientarse y formarse grandes esquemas funcionales. En segundo lugar los libros del pasado, los libros "viejos", que se pueden leer con mucha mayor libertad, llegando a ellos por intuición, simpatía o aun casualidad --esas sorpren– dentes coyunturas en que se descubre libros o frases "predestinados"- apoyán– dose solamente en ciertos conocimientos actuales previos. Estos libros serán los que proporcionen la mayor parte de la verdadera riqueza cultural, integrando las concepciones personales. El aprovechamiento que de ellos se haga no será tanto racional, consciente, como intuitivo, inconsciente. No se olvide que la con– ciencia -y su instrumento, la razón- no es sino una pequeña isla dentro del mar del inconsciente en la sique (4::), por lo que el enriquecimiento de éste es fundamental. En una fase avanzada, inclusive, el lector culto recurrirá a los libros del presente sólo para mantener una moderada información, mientras que en los libros del pasado -en los "de siempre"- tendrá su auténtico deleite y profundo enriquecimiento. Larbaud (H) afirma que la línea divisoria entre el lector letrado y el iletrado es la apreciación de la palabra "moderno", la que para el primero carece de valor. Los iletrados, en cambio, seguirán sus estu– dios obligatorios, leerán las crónicas literarias, comprarán y ponderarán los libros del momento. El hombre culto supera el impacto del presente y lo ve únicamente como un pequeño episodio de una continuidad. IU .--- DESARROLLO DEL PROBLEMA DE LA LECTURA 7. La lectura forzosa y la búsqueda de placer en la lectura Desde que la escritura es un patrimonio de la sociedad, se ha convertido en un medio fundamental para su existencia, que sirve aun para las más simples e indispensables actividades cotidianas. La Educación se encarga de alfabetizar a todas las personas de hacerlas pasar por un ciclo sumario de aprendizaje de nociones culturales enseñanza primaria- que es obligatorio para todo fu– turo ciudadano. Como consecuencia dc ésta, sucede 10 que expresa agudamen- 43. Freud, Introducción a la psicoanálisis. 44. Larbaud, Op. cit. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.17, 1967
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