Fénix 17, 63-91
LA üRlENTACION DE LA LECTURA 81 qu~ un hombre puede captar, aunque varía mucho según su interés, es bastante limitada. .EI resto de la lectura es mero entretenimiento. Un indicio inequívoco de la creciente demanda de entretenimiento del hombre actual está en la trans– formació!1 del periodismo, que ha ganado difusión al volverse "sensacionalista", poco seno y abundante en material superficial. Como conclusión, se puede afirmar que lo que autores como Buonoco– re dicen ("2), en menoscabo del libro, considerándolo "la mejor defensa contra el tedio", se cumple efectivamente, pero en las modalidades más bajas de éste y para la masa. 8. Diferentes grados de la lectura-placer Se ha mostrado que la lectura es una fuente de placer para el hombre contemporáneo y sc ha visto que para la mayoría proporciona un placer subalterno. Pero éste encierra una extensa gama y, por otro lado, no sólo placeres subalter– nos se obtienen hoy de ella. Piénsese sucesivamente en los diferentes placeres que proporcionan la lectura de una historieta de Walt Disney, un libelo porno– gráfico, una crónica social del diario, una novela de amor, un tratado de me– cánica automotriz, un documento de un archivo histórico, una obra de moral o filosofía y por último un libro de libros, como el Génesis de la Biblia. Y si se quiere aludir con una figura los extremos de esta gama o escala de placeres obtenidos en la lectura, recuérdese que si bien la masa lee porque debe defen– derse contra el tedio, hay algunos hombres que llegan a tener tal inclinación por la lectura que cuando dejan de practicarla los asalta el tedio de la realidad. Kant dijo: "una lectura amena es más útil para la salud que el ejercicio corpo– ral" (53). Y Duhamel pretende que "un hombre bien constituído, normalmente constituído, siente la necesidad de leer como la de respirar y beber" (5!). Segu– ramente en estos lectores pensaba Buonocore al escribir sobre una lectura por "amor invencible al libro" ("5) . El placer es un concepto multivalente. Frente al empleo que se le dé en estas líneas hay que entenderlo como una satisfacción o contento del ánimo, muy variable en intensidad y envergadura. Se sabe que el contacto con el conteni– do del libro lo provoca; pero este contacto puede ser desde una ojeada super– ficial hasta una profunda compenetración. Desde el punto de vista de la axiología (:il», el libro resulta un bien u objeto valioso. La mayor parte de la gente busca en este bien valores sensibles, principalmente los hedónicos (de agrado) y los utilitarios (que son derivados y cuyo análisis no viene al caso). Pero el libro ofrece también valores espiritua– les, o sea valores lógicos, estéticos, éticos, religiosos. A las satisfacciones es– téticas, éticas y religiosas se les puede llamar también placeres, pues el término de ninguna manera se debe mantener confundido con lo hedónico. El proble– ma que se busca resolver aquí es saber si es posible un tránsito directo de la búsqueda de valores sensibles, predominante actualmente, a la de valores espi– rituales. y en general si es viable una evolución en este campo. Hasta en las modalidades más bajas del libro que la gente usa para en– tretenerse, se encuentra valores espiriuales, aunque generalmente mediocres o con una presentación estereotipada; pero ellos afectan al lector. Salinas (57) 52. Buouocorc, El mundo de los libros. 53. Vicente Vega. Diccionario de frases célebres v citas Iitcr.nias. 54. Citado por A. Díaz- Plaja, La lectura. 55. Bounocore, Op. cit. 56. Fundamentado en: Hessen. Tratado de Filosofía. 57. Salinas, Op, cit. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.17, 1967
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