Fénix 2, 188-231
troduce una breve disonancia prontamente advertida por e1 limeño, pero no perturba el juicio en esencia negativo del orgulloso europeo. En suma, se po- dría percibir en la frase de justo Lipsio, que era por ese entonces historió- grafo del Rey de España y estaba en docta correspondencia con el joven Que- vedo y con otros numerosos españoles L" un eco de aquella arrogancia de la metrópoli para con los esfuerzos intelectuales de la colonia, tan espontánea y cándida que Lope de Vega creyó estar "muerto" cuarido del "otro mundo" le llegó el armonioso acento de Amarilis indiana; y cuyos ejernplos son tan co- nocidos y tan frecuentes (hasta por lo menos, a Llano Zapa t a ) , que las voces en defensa de los hispano-americanos, como la de Feijóo, sonaron casi sor- prendentes y parecieron una escandalosa paradoja, provocarldo el entusiasmo de los criollos. Más interesante es, sin embargo, observar la inmediata reacción del li- meño. Ya consciente de sil dignidad científica, el americano no calla frente al ultrajante olvido del europeo, Escribe porque ha sido "provocado", por- que en dos palabras "ese erudito 1,ipsio" ha insultado indistintamente todo cuanto le es querido: y porque es justo que "un hijo combata por su madre, en defensa de su honor y de su reputación". Desilusionado en su vanidad de profesor, herido en su orgullo de ciudadano, Diego de León PineIo rebate la acusación con un despliegue provinciano de erudición y con una exacta y prolija descripción de la mayor Academia del Nuevo Mundo. No denigra las instituciones análogas del Viejo Mundo; no pretende primacios absurdos; ni reivindica preferencias de la Naturaleza, ni prioridades cronolóyicas. Su ar- gumento es todo él objetivo. La Universidad de San Marcos, por el simple -1ns. hecho de su existencia, desnliente las caiiimnias del filólogo de Lov,' 6.-Jnsio Lipsio y el Nuevo Mundo. En este punto, sin embargo, una pregunta se iinpone. ¿Era cn realidad Justo I,ipsio un dcnigrador dc América, de s ~ ~ s estirpes y de su cultura? ¿Ea frase ofensiva contra 1a que se Inazn Pirielo representa la expresión definitivz de su pensamiento? LO es acaso riri desal!ogo ocasional? ¿U es correcta la interpretación que Don Diego da de ella? En si:rr,a: iCuá! era La ; ~ . r t i t ~ d de justo Lipsio frente al Nuevo Miindo?. . . La digresión es indispensabk. Se- rá quizás algo larga porque las obras del belga son ba:itsinte numerosas. Pe- ro esperarnos resulte de cierto interés en un círculo más amplio que aquel de la poléniica que la ha provocado. Apenas si cabe decir que América no es uno de ?os problo:nas centrales de nuestro Iilól.ogo. Justo Lipsio es un hombre orientado liacia Ict antigiie- dad clásica; y hasta sits conatos de teoría política no son, en el fondo, sino ejercicios sobre los textos latinos. Tanto mas sorprende, pues, que 1;:s alu- siones al Nuevo I i undo sean inás bien frecuentes en sus escritos. Es cierto 1". Iusti LIPSII, Episfolarlrnl Scleclarum Centuria Singrrlnris nd Itolos el- Hispanos, quivc in iis locrs, Amberes, Plantic- Moretus, 1604. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945
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