Fénix 2, 188-231
que se trata casi siempre de comparaciones o de ejemplos incidentales, de men- ciones rápidas o decorativas, pero en sus grandes líneas son coherentes y sus- ceptibles de una cierta reconstrucción sistemática. Resulta de ellas, ante todo, ia asidua presencia de América en el mundo mental de un erudito de fines del Quinientos. Y justaamente porque Lipsio nunca se enfrenta de propósito al riquísimo tema, sus observaciones pueden tomarse como un buen reflejo y un compendio de las opiniones comunes de su tiempo. En lo que él escribe encontramos las ideas y las reacciones de uno de los ambientes más cultos y mejor informados del Viejo Mundo, -Flan- des, Holanda, Am b e r e s , ~ frente al Nuevo Mundo, alrededor de un siglo des- pués de su descubrimiento. E.1 primer interés de Justo Lipsio por las cosas americanas es, como po- díamos imaginarlo, tan solo de filólogo y anticuario. En Ics usos, en las costumbres y en las tradiciones de América. le place encontrar comparaciones por analogía, o enriquecimientcs ejemplificativos de lo que nos ha trasmitido la antigüedad clásica ( y tambiin, por extensirjn, la antigüedad bíblica). El primer humanista que escribió acerca del Nuevo Mundo, Pedro Mártir de Angleria, había inaugurado este método de aprehensión y asimilación de la nueva realidad amcricana en el mundo histórico europeo. Justo Lipsio lo con- tinúa, con mayor doctrina arqueológica y con mayor acopio de datos sobre las gentes de allende ei mar. Al mismo tiempo, expresa, y refuerza con citas eruditas una teoría ya esbozada por su contemporáneo, el Padre Acosta 17, o sea que la antigüedad ya sabia de la América, aunque no la conociera 18, e incluye así el continente nuevo en la geografía de los griegos y de los r cxa - nos y en la esfera de los estudios que le eran más familiares. Para reforzar la tradición hebraica y clásica de un antiquísimo diluvio, Lipsio nos recuerda que ella es relatada también por los peruanos y por los l7 "Parece cierto cosa muv extraña, que. . . este mundo nuevo.. . no aya sido sa- bido por los antiguos.. . Algunos.. . procuran mostrar, que este nuevo mundo, fue conocido por los antiguos; y realmente no se puede negar, que aya desto algunos rastros" (De la Hist. Naf. y Moral de las Indias, 1589, 1, 11, ed. Madrid, 1608, p. 43). Cf. ya OVI EDO, Hisf. Gen. y Naf. de las Indias, 11, 3. 18 "Venimos a tu pregunta acerca del Nuevo Mundo, descubierto hace un siglo, y que llamamos América por el nombre de uno de los descubridores, con cierto agravio de 1.3s otros. ¿Lo conocicron los antiguos? me preguntas. No diré que lo conocieran propiamente, sino que supieron de su existencia". Aluden en efecto 3 ella Cicerón, Pomponio iMela, Platón (la Atlántida), Aristóteles, Avito (en Séneca), Séneca, Virgilio, etc. "La existencia de es- ta parte del mundo fué en un tiempo aceptada par relatos y establecida por raciocinio, si bien acaso no fué confirmada por inspección" (Physiologiae Stoicorirm, Iibri 111. L. A. Sene- cae aliisque scripforibus illusfrandis, Amberes, Plantin-Moretus, 1604, lib. 11, diss. XIX, pp. 122, 125). Justo Lipsio saca otra comprobación de 12 existencia de la Atlántida por la existencia de animales en América. ~Cóm,:,habrían podido ir allí después del Diluvio? ¿Por tierra? Pero hay quien niega que la América esté unida a Europa por el Septentrión. ¿Por mar? "Pero qué larga es aquella navegación. Y ¿quién habría podido intentarla o efec- tuarla en aquellos tiempos, cuando todavía no se conocía el uso de la brújula? Y además, ¿quién se habría encargado de transportar hados aquellos animales, muchos entre ellos fero- ces? Estos argumentos me inclinan, mejor dicho ine persuaden a creer que Platón escribió la Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945
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