Fénix 2, 188-231

güedades aparentes de Lipsio. La América indígena es bárbara. Pero la conquista española, por cruel que haya sido en algunas de sus fases prelimi- nares, ha constituido uil progreso, hil sido una bendición para IUS habitantes, por lo menos para los que no fueron exterminados en el primer momento; más aún (como veremos dentro de poco), ha abierto a América posibilidades pro- digiosas. Después de haber enumerado espantosas inasacres del pasado, Lipsio, se- gún su costumbre, añade a ellas el reciente ejemplo americano: "Y no creo que haya ninguna época que pueda añadir algo a estos ejemplos, si no la nues- tra: pero en el otro mundo. Algunos pocos españoles, t r aa spo r t a t i , ~~ hace ochenta años a aquellas amplias y nuevas tierras jcuántas muertes, s h Dios bondadoso, causaron! jQué matanzas! No discuto las causas o el derecho de la guerra, solamente !os hechos. Veo aquel ingente espacio de tierras, que sería ya una gran cosa haber visto y no digo haber vencido, invadido por grupos de doscientos o trescientos soldados: y en seguida aquellos iner; mes rebaños son abatidos como el trigo por la hoz. iQué queda de ti, oh Cuba. la más grande de las islas? i de ti, Haití? ¿de vosotras, Yucayas? Vo- sotras, otrora pobladas cada una por infinidad de hombres, y en las que des- pués apenas conservásteis vivos quince de ellos, como semilla. Muestra al- go también tú, playa peruana; tú, playa mexicana. ¡Qué aspecto sorprendente y pavoroso! Aquella inmensa región, que es en realidad otro mundo, se nos aparece devastada y destruida como si hubiera sido azotada por alguna lluvia de fuego. Se me deprime la ,mente y se me cae la lengua. . . mientras recuer- do estas cosas" 3°. Pero Lipsio debe haber temido el haberse dejado arras- trar también esta vez por la vena oratoria, como en el caso del "hlre, seca", y a la terrible palabra "destruído" (attrifus) ha añadido una nota marginal (una "excusa", como dice bien Pinelo): "esto Eué cierto en los comienzos. Sé que ahora se está repoblando de nuevo y se cultiva mejor". Se podría suponer que el lamento sobre la mísera suerte de los nativos masacrados por los españoles pertenezca al período protestante de Lipsio (el De Constantia es de 1584) y que ia nota rectificatoria sea una añadidura pos- terior del Lipsio ya católico. Pero otro paso de la misma obra repite, en el texto, exactamente el mismo concepto. E.1 yugo de los antiguos Romanos fué saludable: "iqué seríamos ahora nosotros Galos o Germanos, si no nos hu- biera alumbrado la luz de aquel gran imperio? Seria>mosferoces, salvajes, go- zaríamos con las masacres de los otros y de los nuestros. Menospreciaría- mos a Dios y a los hombres. Lo mismo, según espero, acontecerá con este 30 1. LIPSII, De Consfanfia, Amberes, Plantin-Moretus, 1605, 11, 22, p. 78-9. Pala- bras dirigidas a Lipsio por su portavoz y amigo, Carolus Langius (v. e! lament,~por la muerte de Langius in Episfolicarum Quaesfionum Iibri /TI, epist. XVII, en Opera Omnia quae ad crificam propriam specfanf, Amberes, Plantin-Moretus, 1600, p. 299). P I NELO cita este pasaje, en el Hypomnema, p. 365, para demostrar que Lipsio conocía América, sien- do, por lo tanto, más culpable de haberse olvidadro de 13 Universidad de Lima. Como esta- mos viendo, el argumento de Pinelo es pleonástico en su primer... parte, e inconcluyente en la segunda. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945

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