Fénix 2, 188-231

nuevo mundo, que los hispanos agotaron con cierta saludable ferocidad, y ellos mismos despi~ésrellenarán y cultivarán" ". La espada de Roma llevó la civilización a los bjrbaros de Europa. La espada de los conquistadores la está llevando a los salvajes del Nuevo Mundo. 9.-Justo Lipsio y Ia América futura La comparación con goma, aunque poco original ", es tan sugesti:ra que inspira a Justo Lipsio tina profecía, por la que tiene que ser considerado co- mo uno de íos más altos apologetas y pacegiristas del destino de AmBrica, y no (según quisiera Pinelo) co.mo un denigrador. A la América, bsrbara y pagana antes del descubrimiento, cristiana y civilizada por obra de los espa- fíales, pertenece el futuro cetro del mundo. Fijados Iss límites del Imperio Romano, Justo Lipsio imagina que un dis- cípulo le contrapone la grandeza igual o mayor del imperio de los Turcos, y el de los Españoles. Y le contesta que el imperio americano de España es más grande que el romano; y que, si bien por ahora es menos compacto y or- gánico y menos poblado, en los siglos venideros, por decreto de la Providen- cia, recogerá su herencia. "En cuanto a lo que me decías del Imperio Espa- ñol, no hay duda de que, si consideras el área de los territorios, sobre todo en aquel Nuevo Mundo y en las islas, supera en gmuchosal Romano: sin embar- go, por la conexión y la vinculación de las provincies, la cantidad de hox - 3' Ibi, 11, 11, p. 59. Justo LIPSIO repite el mismo alto concepto de la misión civili- zadora de España al dedicar a Felipe III sus D e Militia Romana, libri V. commcntarius a d Poiybium, tercera ed., Ambercs, Plantin-Moretus, 1607: "Ya desde hace tiempo tu padre, e! más grande de los reyes, impera en tantos reynos; dicta leyes en el uno y en el otro mm - do. en el viejo y en el nuevo" (p. 3). Los Reyes Católicos "te abrieron un nuevo mun- do, un arcano dep6sit0, fijado por la Providencia com~oel límite a un nuevo imperio" (ibi, p. 4). También en otro pasaje la Reyna Isabel cs el'ogiada por haber ayudado la empre- sa de Colón, a la que el Rey, después de largos titubeos, había acabado por negar su apo- yo (Monifa ef exempia polífica, cit., p. 82). La anécdota colombina del huevo es recorda- da en el Ad Lecforem, de las Opera Qmnia quae a d Crificsm propriatn spccfant, ed. cit. Era un lugar común en la literatura político-jurídica de aquel tiempo. Baste re- cordar aquí a SEPULVEDA: "y si rehusan (los indios) nuestro imperio, podrán ser com- pelidos por las armas á aceptar!e, y será esta guerra.. . mucho más justa que la que hicie- ton los r\umanos para someter a su imperio todas las demás naciones" por la superioridad del cristianismo sobre la religión pagana (Sobre las justas causas de la guerrd confrn los Indios, 1547, ed. México, 1941, p. 135); y SOLORZANO: "los españoles superzn en mu- cho a los romanos en lo que se refiere a los bienes que comunicaron a íos Inditos por ellos conquistados" ( De Indiarum I~ire, 1629-1639, Lib. 11, Cap. 7, 3 76, en ap. a ZAVALA, o. c., xlvii y análogamente en Po!itica Indiana, 1647, 1, 9, 22-23, e. c., I, 93). También el anglo-americano William STRACHEY, a principio del Seiscientos, justificaba las tenta- tivas de colo~iiiaciónc~onel ejemplo de los Romrnos que habían dominadio a los indígenas de la Bretaña: "Si los Romanos no nos hubicr~ninferido esta violencia e injuria. . . noso- tros Iiabríamos quizás continuado viviendo como s5tiros grandullones, gr~userose incultos. . . sacrificando nuestros hijos a los ídoios", etc. (Pracmonition to thc Readcr, The Historie of Travaiie into Virginia Britanni~,ed. R. H. Major, Londcn, Hakluyt Society, 1849, 18, cit. por IONES, H. M., Ideas in America, Cambridge, Mass.. 1944, 239-240, n. 9 ) . Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945

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