Fénix 2, 188-231
bres y de abastecimientos, jcuántos son inferiores y ceden (ante los Roma- nos)? Hablamos desde luego de la actualidad. En efecto, no sé lo que pa- sará en el porvenir: quizás florecerán, quizás creceran. Y ipuedo decirte mi opinión? Por un inescrutable decreto de la Providencia, la potencia y el vi- gor, fijate bien, marchan del Oriente al Occidente" ". No es este un floreo estilístico. Ya en el De Constantía, Lipsio había anunciado al Nuevo Mundo el mismo curso augural del destino. SU interlo- cutor, y portavoz al misno tiempo, Carolus Langius, recuerda que todo pasa y muere: ciudades, imperios, continentes: "y hay algo que tenemos que ad- mirar aún más ampliamente y nunca lo bastante; este mismo mundo, habita- do desde 5,500 aííos, está envejeciendo: y para que consintamos otra vez en aquella vieja y olvidada fábula de Anaxarco j4, surgen en otras partes y van creciendo nuevos hombres y un mundo nuevo. Oh admirable y jamás enten- dida ley de la necesidad!" Una nación domina y cae. Los Escitas ( o sea los Turcos) ocupan Europa y Asia: "pero vosotros mismos, luego id, y de- jad el cetro a aquella gente cerca del Océano. ¿Puede ser que me engañe? Pero ya veo algo como el Sol de un nuevo imperio surgir del Occidente". An- te la estupenda visión, Lipsio, emocionado, prorrumpe en llanto 35. " I. LIPSII, Admiranda, sive de magnitridine ronlaiza Iibri IV, 111 edic. Amberes, Plantin-Moretus, 1605, 1, 3, p. 22. Nótese la aliisión al curso de los imperios, que sigue el curso del Sol, de Oriente a Occidente. Acerca de la extensióil del imperio hispánico, pa- rangonado al Romano, cfr. SOLORZANO, Política Indiana, cit. 1, 8, 5 12 (e. c., 1, 83). Probable alusión a la teoría de Anaxarco acerca de la existencia de mundos innu- n~erables,teoría que precisamente en los tiempos de Justo Lipsio era renovada y piofundi- zada, con gran escándalo de los ortodoxos. por Jordsn Bruno; y que d ~ ~ r a n t e el Renacimien- to se había difundido a través de la anécdata (relatada por PLUSARCO, D e franquillifafe animi, 4) de Alejandro Magno, quicrn, a1 oír al filósofo Anaxarco cisegurir la infinidad de los mundos, habría exclamsdo: "iCuán mesquino soy y o que no he conquistado ni siquiera uno!" (v. Marsilio FICINO, Theologia Platonica, XIV, 4, trad. en Journ. of fhe His- tory of Ideas, V (1944), 238). Nótese que Jiisto Lipsio se vale de la existencia del Nuevo Mundo para dar una cierta legitimidad a la "fábula" de los mundos infinitos. Pocos añ,as después, el Inca Garcilaso se defiende, por el contrario, de la sospecha que, al escribir él so- bre otro mundo, crea en la antigua y nueva hcrejía de la pluralidad de los mundos habita- dos. El mundo es uno, se apresura 2 tranquilizarnos GARCILASO, y "a los que todavía imaginaren que hay muchos mundos, no hay para qué responderles, sino que se estén en sus heréticas imaginacioces hasta que en el infierno se desengcñen de ellas" (Comentarios Rea- les, 1, l ) . 3 5 D e Consfantia, 1, 16, p. 27-8. Acerca de Langio. v. n. 30. Parece evidente en es- te pasaje la influencia de la filosofía histórica de Polibio (autor muy familiar a Lipsio, quien lo comentó) con su ley de la evoiución, por la cual los imperios florecen y decaen por tur- no. La imageii del Sol que surge de Occidente, agudeza típican~entebarroca (cfr. Lirici Marinisfi, ed. B. Croco, 1910, 75, 139, etc.), aparece también en una celebérrima obra coetá- nea de Lipsio, el Pastor Fido del GUARINI (1590). En el Prólogo, Alfeo se dirige a Ca- talina de Austria (Catalina Micaelz, hija segunda cle Felipe 11). esposa de Carlos Ema- nuel 1, a quien ya desde 1585 el GUARINI había dedicado su tragicotmcdia, y le dice can pintoresca elegancia: "Como a aquel Sol que surge de Oriente. El mundo produce tantas cosas placenteras.. . Así a Vuestro poderoso y altivo Sol, que salió de! amplio y por Vos ilustre Occidente, Se ven de todo clima Nacer pr.ovincias y reynas Y crecer palmas y pulular trofeos". Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945
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