Fénix 2, 188-231
en ella" (ligera alusión a la desidia tradicional). Pululan "en estas escirelas de las Indias" tantos "lindos ingenios" que "si el premio de su trabajo no les faltase, serían monstruos de naturaleza" "4. Juan de Cárdenas, andaluz, vivió y escribió en México. Pero sus mis- mos juicios son proclamados por Diego de León Pjnelo, americano que estu- dió en Salamanca ". Dejemos de lado el valor político de la tesis de que los criollos son superiores por inteligencia y cultura a los chapetones o ga- chupinos, con su corolario obligado de qu? padrían, en consecuencia, gober- narse por sí mismos en lugar de obedecer a los funcionarios de Madrid. Pe- ro vaie la pena observar que estos atisbos de rebeldía intelectual de las co- lonias precedieron en mucho a ati Iiicha pcr la independencia política. 'C9 sí no fueron, pues, iin reflejo ni una derivación de ella, tampoco tuvieron sus profundas justificaciones; y podenios decir más bien, que iueron prematuros, signos de impúbera impaciencia, o sea de inmadurez. En Pinelo, cabe ob- servar, además, lo que no hay en Cárdenas: un sentido embrionario del desa- rrollo y del progreso, un esfuerzo polémico, pero fecundo, para injertar al con- tinente nuevo en la línea histórica de la civilización de Occidente. En el Hypomnema admite de buena gana que, en realidad, sí, fueron bár- baros los habitantes de América; pero declara que ya no lo son. Buscar Aca- demias entre los habitantes precolombinos, de los que ni siquiera se conoce el origen ni la procedencia, es como vagar entre inaccesibles montañas, y con ojos vendados 66. Pero el mismo Justo Lipsio no dice los Godos "ya no mks e4 Cit. por IGLESIA, R., La Mexicanidad de don Carlos d e Sigücnza y Góngora (1943), en E l Hombre Colón y ofros ensayos, México, 1944, 121-125, p~obablenlentedel Ca- pítulo 11 del Libro Tercero: "cuzl sea la causa de ser todos los españoles que nacen en las Indias, por la mayor parte de ingenio vivo, tracendido y delicrido". Cir. MEDINA, J. T., La Imprenta en México, 1 (Santiago, 1912), 285-288; VALTON, E., Impresos Mexicanos dcl Siglo XVI, México 1935, 111-114. Nótese en las últimas palabras aquel!a misma codicia de premios para los literatos que Justo Lipsio manifestara pocos años más tarde a propósito de los certámenes literarios marroqtiíes. Sin embargo, los gastos de publicación del libro de Cárdenas fueron sufragados psr el Virrey de México. Otra curiosa vinculación de Chrde- nas con los Pinelo está constituida por su Obra del Chocolafe, que provechos haga y si es bebida saludable o no (México, 1606), de rirgumento tan parecido al tratado por Antonio de León Pinelo en su Qucsfión moral si el chocolafe qiiebranfa el ayuno (Madrid, 1636). E n esta obra Antonio de León Pinelo transcribe dos capítulos (11, 7-8) de los Problemas de Cárdenas, mientras el capítulo siguiente (11, 9) examina justamente "si con el chocolste, cacao y otras bebidas se quebranta el ayuno". Per,:, Pinelo no menciona la obra de 1606, por l,o que Medina (Ibi, 11, 45-46) duda de su misma existencia. Y bajo este aspecto completa la obra de Cárdenas, que sólo trata de México en la Primera Parfe publicada, aunque debía tratar de la Tierra Firme y del Perú en una segunda parte, prometida en el Prólogo, pero que nunca vio la luz. 66 "Y antes de Colón, oh Lipsio, ¿buscas una Academia? Estás vagando por inacce- sibles m,ontaíías y rocas, y a la manera de los Andabatos" (p. 81-2). b s Andabatos, o gladiadores con los ojos vendados, son descritos por Lipsio en sus Safurnalium Sermonum li- bri duo, qui de gladiatoribus, Amberes, Plantin-Moretus, 1604, libro 11, c. 12, pp. 88-9 (fig. a pág. 90), libro que Pinelo había leído y que cita. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945
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