Fénix 2, 188-231
desde el bautismo hasta la sepultura, fueron todos firmes y ardientes en la devoción franciscana. Por el contrario, los d~~minicos, a quienes la Iglesia había confiado el Santo Oficio, condenaron en un primer momento, y luego consideraron con frialdad por mucho tiempo, la fé en la Inmaculada Concep- ción Convenía ciertamente a los Pinelo demostrar ser más celosos ado- radores de María que los temibles frailes. 17.-Una última precaución de Don Diego. Una última precaución tamaba el sagaz Don Diego, al dedicar su Hy- pomnema a Fray Luis de Aparicio, Calificador del Consejo de la Suprema Inquisición. El Calificador era el funcionario del Santo Oficio que exami- naba libros y expresiones sujetos a censura teológica, y los calificaba de "li- geramente", "gravemente" o "violentamente" sospechosos. Aparicio era tam- bién familiar y confesor del Virrey Mancera, quien siempre tuvo en la más alta estima y favor a Don Diego. A la humilde súplica de éste, declarando que no osa publicar su obrita antes de que haya pasado bajo la "prudencia censoria de la agudísima mente" del funcionario eclesiástico, antes que éste la haya "escrutado" y "corregido" de los errores que puedan haber subrep- ticiamente sorprendido la buena fe del Autor, el examinador contestaba con otra descarga de cerqinoniosos cumplidos, con una profusión barroca de elo- gios y de estímulos. No se trata de una obrita: sino de una obra. El vie- jo estudioso de casi sesenta años no titubea en confesar que ha aprendido mucho en ella. Diego de León Pinelo debería ser nombrado senador de los Tribunales Reales, - o sea Consejero de la Audiencia 86. En 1668, el Virrey Conde de Lemos hacía ¡o posible para realizar final- mente el voto formulado veinte años atrás por Fray Luis de Aparicio. En Sobre la tibieza de los dominicos en Lima respecto a la fe en la Inmaculada Con- cepción, todavía en 1662, v. curiosas y elociirntes anécdotas en MUGABURU, J. y F. de, Diario de Lima (1640-16941, cit., 1, 84-89, etc. En 1617, un breve de P a b b V , orovocado por el sermón de un dominico en Sevilla, hzbí2 prohibido a los predicadores atacar como errónea la creencia en la Inrnaculada Concepción. En general, acerca del culto de la Inma- culada Concepción en la América Española, v. VARGAS LIGARTE, R., Historia del Culfo de María, cit., passim, pero esp. 100 y sgg. y el art. cit. de ROMERO, C. A,, 271-287. A Diego de León Pinelo. alegorista del Sol, debieron gustar las cuartetas que cantaba en coro (1664) el pueblo de Lima: Fué concebida María Remedio de nuestro mal, Más pura que el Sol del día Sin pecado original. Bien conocida es la constante defensa de la Inmacu- lada Concepción por parte de los franciscanos. Todavía en 1739, los franciscan8os del Cuz- co "decían a1 principio: Ave -María, haciendo que e1 pueblo respondiese: sin pecado conce- bida, persuadiendo al vulgo para que no usase otra salutación" (Anales del Cuzco, 1600-1750, cit., 295). 88 Más detalles de la respuesta de Aparicio, al sig. 3 18. Otro calificador del Santo Oficio, Fr. Fernando de Herrera, fiié también gran admirador de las múltiples dotes de Diego de León Pinelo (v. ANGULO, P., o. c., 146). Este escribió, ademjs (ca. de 1660). una defensa legal en favor de otro "calificador del Santo Oficio", el P. Maestro Fr. Mar- tín Meléndez (MEDINA, Impr. en Lima, 111, 467). Sobre las funciones de los calificado- res, v. PALMA. R., Anales, cit., 190-1. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945
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