Fénix 2, 188-231

que se presentase algún docto varón que, empuñando la pluma, lo agrediera con las invectivas más acerbas. ..". Llega, en efecto el "León" Pinelo, León I I A' no de la selva, sino de esta cultísima colonia", ase su presa no con sus garras, sino con los afiladísimos escritos", dá batalla, y entre los gritos y las exhortaciones del fraile, consigue la victoria: "Yacía Lipsio desarmado y des- nudo; pero todavía con vida". El Inquisidor Aparicio no se da por satisfe- cho. "Perdonar a los vencidos (me digo) es generoso, pero debelar a los so- berbios es una forma de victoria más noble. iCómo y por qué Lipsio escapó a la tan merecida muerte?". . . Inútil contestarle que Lipsio ya había muerto hacía rato. La furia del culterano confesor es puro artificio, y desemboca, en efedto, en una argucia escolástica: el anagrama de Dorninus Didacus de Leon Pinelus (Don Diego de León Pinelo) es Dedecus Lipsi nudi sum, non laedo (Soy el deshonor de Lipsio desnudo, no lo hiero) . . . . . . Se ha callado recién el mercedario Aparicio cuando se levanta la voz del jesuíta Francisco Aguaio "O; y celebra en versos latinos, y con derroche de metáforas mitológicas, la réplica &e Pinelo. Júpiter mismo dirige Ia palabra al Nuevo Mundo: "Oh rica América, alégrate ya de tan gran vengador. Y levanta victoriosa el himno repetido del triunfo. La acusación de barbarie no te ha perjudicado: Más bien, ha servido con celo oficioso para que se canten tus alabanzas. Mientras tu León, hélo aquí que ahuyenta con el ru- gido a tus enemigos, y tapa la boca locuaz de los ignorantes, Lipsio, echada Ia lanza al suelo, ya te pide gracia y quisiera no haber dicho lo que ha di- cho. Al mismo tiempo exulta, tú, Universidad de Lima, magnificada más que cualquier otra por la voz de tan grande sabio. Vivirás, en efecto, en los escritos por muchos siglos, y tu gloria llenará una y otra ciisa del Sol". . . . Los acabados cumplidos del padre jesuíta y del tonante Júpiter todavía resuenan por las laderas del monte Ida, retumban por la Tracia y la Roma de Numa Pompilio, cuando el agustinieno Miguel de Aguirre " presenta la mis- 8 , ma América que, en epigrama, se queja de Justo Lipsio y encomia al Autor": "<<iCámopuede decirme bárbaro? ¿Cómo, o no Justo, calumnias a mis hijos?» dice el Mundo Indiano, «pues, aunque puedas ignorar tantos mila- gros de ingenio, que son la luz y el orgullo de las plagas de Occidente, he aquí Pinelo, brote del honor de Lima, y éste s610 bastará para que tú de- bas llamarme sin más un Lacio»". . . En tanto derroche de alegorías y de emblemáticas agudezas, sorprende que nadie se haya fijado er, que el León es el animal representativo del mis- mo San Marcos. O quizás era ésta una sutileza demasiado fácil para aquellos ingeniosísimos letrados y profetas de fama inmortal. . . QO Su biografía "inédita" es mencionada en TORRES SALDAMANDO, Enrique, Los Anfiguos Jesuitas del Perú, Lima, 1882, 387. " Probableniente es el Miguel de Aguirre, sobre el que da breves datos SAN CRIS- TOV A L , o. c., 1, 22. V . TORRES , Bernardo de, Crónica de la Prov. Peruana del Orden de los Ermitaños de San Agusfín, Lima, 1657, 233-4, 241. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945

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