Fénix 2, 188-231
vuelve del emble,ma y se dirige serpenteando hacia una imagen del sol radian- te: "Hoy surjo a (ijuminar) todas las gentes, como tú (Sol)". Dcs epígrafes en dísticos latinos repiten y desarrollaii el mismo ccncep- - to. b1 primer dístico repite niás bien las propias palabras de la divisa: "He aquí que hoy yo mismo surjo como tú ( So l ) , u120 para todos, miej~trac el Nue- vo Mundo se hace cada día inás yraade". E1 segundo resume en el hexárne:ro 3a idea y las palabras del peatárnetro precedente: "He aqui que se hace .re- sente el Nuevo Mtiado com.jn a Ios .mortales", pero no es del todo ciaro en su pentámeiro: "No n famen a sinzili qui veriit Orbe liber" '. Va l e la pella, pues, de echar un vistazo más allá del Íroctispicio y pene- tra? a través de las apretadas páginas de un latín bastante d ~ r o . prexioso y constelado de citas eruditas, - para reconocer en la réplica de Diego de Lean Pinelo, anterior en casi r.;n siglo a la defensa del P. Pieijóo de ia "exceienc;~ de los ingenios americanos", una de las primeras, o quizás absolutamente Icl primera reivindicación de la dignidad de los estudios americanos, contra las insinuaciones o las omisiones maliciosas de un sabio europeo. 2.-El Filólogo Justo Lipsio. El belga Justo Eipsio 6 1547-16G6) había sido un gran latinista, un profe- sor incansable y, cori sus ediciones críticcs de Séneca y de Tácito, uno de los fundadores de la filología nioderna. H~ b i e n d ovivido en el peor período de las guerras de religión, sus titubeos y sucesivas "conversio~es" y arrepenti- mientos causaron alternativamente escándalo y entusiasmo en el uno y en e! otro campo, y proporcionaron más tarde la materia de fáciles sarcasmos a los librepensadores. Católico y casi jesuita en su juventud, se adhirió a la Tgle- sia Luterana ctiando fui) nombrado profesor en Jena, y a la Weligion Reforma- d a Calvinista durante el fecundo ol?cenio de su profesorado en Leyda. Pero en 1590, habiendo dejado Leyda bajo un pretexto, volvía en Maguncia a1 re- gazo de la Iglesia Romana, y en seguida consegilía una cátedra en Lovaica, sin obligación de dictar cursos, y con la posibilidad, pues, de dedicarse a sus estudios arqueológicos ( De Militia Romana, 1595), a escritos hagiográficos en "He aquí al Nuevo Mundo, común ( o sea, abierto) a los mortales, el que todavia n o es independiente (en el sentido cultural) de un mundo simil (e1 Viejo)". También se podría pensar que el pentámetro contuvizse un doble sentido ("No así el libro que viene de un undo do simil"), si razones métricas (la i de lihcr, iibre, es larg2, pero 13 i de liher, libro, es breve) no se opusieran. Pienso, más bien, que Diego de León Pinelo tuviese en la mente, al compurier su torturado distico, una frase de su hermano en el Pró!ogo del Epífome d e la Bibliolcca Oriental y OcciJcnt31 (1629); allí donde dice que en un sigio tan erudito es nece- sario "hazer el estudio ultramarino, y que bucle la pluma a regiones tan rematas, que ni nzi- nimo VasalIage reconozcan a los ingenios desfa parpz dcl Orbe que con felices partos la enri- quecen de libros". Y se puede tambicn recordar, sobre las huellas de Peralta y Barnuevo, que el sector zodiacal del León era en la antigua astronomía la casa del Sol. Demasiado 11- brc, ciertcimznte, es la traducción de UGLIIGUREN (Dicc. Hist. Cronol., cit., 426), que en 61 áspero distico descubre "chispazos del genio de Pinelo, adivinando la promisión democrá- tica de América". Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945
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