Fénix 2, 232-248

Organización del Departamento de Catalogación Los catalogadores y los directores de bibliotecas se enfrentan a muchos y difíciles problemas de catalogación de carácter técnico. No obstante. aqué- llos referentes a la organización son igualmente importantes. En la bibliogra- fía bibliotecaria se ha prestado hasta la fecha muy poca atención a la orga- nización de los departamentos de catalogación, mientras que, en los métodos actuales, las circunstancias materiales han influído en forma excesiva. En a l g u ~ a sbibliotecas, grandes o pequeñas, se sigue el sistema de la división en departamentos y secciones. En otras, hay pequeños grupos de catalo- gadores controlados por revisores. Otras veces el trabajo se realiza en pa- rejas formadas por un catalogador experimentado y otro novel. Algunos catalogadores hacen sus propias tarjetas a máquina, piden las de la L. C. o las alfabetizan en el catálogo, mientras que en otras bibliotecas hay personal especialmente dedicado a cada uno de estos trabajos. Algunas bibliotecas es- tán organizadas para catalogar para otras como es el caso de las bibliotecas escolares de Chicago y Los Angeles o de ciertas bibliotecas departamentales y sucursales. Estos son algunos de los muchos modelos de organización adop- tados en la actualidad. Muchos departamentos de catalogación prestan muy poca atención al ma- terial que afluye y de allí su tendencia a organizarse en forma desventajosa. En el futuro, el departamento de catalogación, cualquiera que sea la impor- tancia que tenga, deberá seguir un ritmo de trabajo uniforme. Los libros de mucha circulación deben ser separados de aquéllos que la tienen ,mediana o escasa. Literatura de imaginación, duplicados, nuevas ediciones, obras que deben ser directamente enviadas a otras bibliotecas que sirven de depósito pa- ra dicho material y todas las que estén en situación análoga pueden ser tra- tadas con rapidez. Libros raros y aquéllos difíciles de catalogar, a cualquie- ra clase que pertenezcan, se tratarán con más calma. Existen dos peligros al tratar conjuntamente estos distintos tipos. El primero consiste en que los libros de circulación obstruirán la corriente general y el segundo, en que si un catalogador se esmera en arreglar los libros fáciles junto con los otros, és- tos pueden salir perjudicados, ya sea porque los deje de lado para tratarlos cuando el tiempo se 10 permita o porque lo haga ea1 la misma forma en que trata un libro Eicil. Hace años que muchas bibliotecas públicas populares han uniformado su departamento de catalogación. Esto no es difícil de hacer si los tipos de ca- talogación son fáciles cle determinar. Cuando, por ejemplo, se sabe de ante- mano que duplicados llegados en ~lúmero considerable han sido co,mprados in- tencionalmente. E.s en los departamentos de catalogación de mayor volumen donde pueden llegar muchos obsequios y canjes, así como muchos libros com- prados, donde la uniformidad del trabajo ha progresado con lentitud. Ello se debe, en parte, al hecho de que estos departamentos necesitarían una ad- ministración central que se encargara de las decisiones necesarias y dirigie- ra el ritmo del trabajo. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945

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