Fénix 2, 232-248
ra un seminario dedicado a los problemas de administración del departamen- to de catalogación, en vez de ser simplemente un curso avanzado sobre téc- nicas de catalogación, tales como la catalogación de los libros raros. Debe- ría fomentarse el que las escuelas bibliotecarias considerasen en su plan de estudios este tipo de curso e insistir mucho en que los futuros directores se animen a seguirlos. Resulta algo extraño hablar de estos temas cuando ya en 1915 el Dr. Bishop los abordó en forma clásica, en su discurso a la Escuela de Bibliote- carios de Albany, titulado "La Catalogación como un factor de éxito". "El catalogador -dijo-, ha de ser un buen administrad~sde biblioteca si se prepara a afrontar las necesidades del futuio, y el director de una biblioteca - - no puede ignorar aquellos problemas de catalogación que deben ser solucio- nados"." luego dice: "Si ustedes van a dirigir bibliotecas, tienen que ser capaces de saber manejar su propia maquinaria, deben tener conocimiento práctico de las partes que la componen. Nada del oficio debe resultarles ajeno y ,mucho menos el arte de catalogar".' Catalogar es un arte y como tal es una técnica. Sus reglas básicas son en la actualidad, realmente, pocas y sencillas, y mientras así se conserven es un arte muy agradable de practicar. Admitimos que este es el punto de vis- t a romántico. Un período de romanticismo tiende a ser seguido por un pe- ríodo de clasicismo, con su subordinación a las reglas y esto es lo que está su- cediendo con la catalogación, Constantemente han ido apareciendo más y más reglas y definiciones hasta que ahora, el clasicismo, en apariencia, ha logrado completo control. La catalogación se ha vuelto complicada, muy téc- nica, convirtiéndose en una habilidad que existe, con frecuencia, en sí mis- ma y para sí misma. Esta es la clase de catalogación que el director consi- dera fuera de su alcance, pues se siente incapaz de co.mprenderla y al mismo tiempo sin el s d c i e n t e conocimiento como para orientarla por rumbos más firmes y seguros. La catalogación no requiere artificios. En efecto, cuanto menos tenga de artesano el catalogador, más probabilidades habrá de que sea un excelen- t e bibliotecario. Muchos aspectos de la administración de bibliotecas y de la ciencia bibliotecaria nada tienen de científicos. Después de un cierto pe- ríodo de años, los buenos directores han logrado establecer un conjunto de sólidos conocimientos prácticos que es lo que puede llamarse ciencia biblio- tecaria. Ta l vez si para lograrlo se ha empleado el mínimo de teoría y el máximo de sentido común y tal vez es posible que se haya perdido algo al disminuir la importancia de la teoría. 2 W. W. Bishop, Cataloging as an asset; an adress to the New York State Library School, May 1, 1915. (Baltimore, 1916), p. 8.( N. del A,). V d . id. p. 22. (N. del A.). Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945
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