Fénix 2, 249-263
desahogo para su subsistencia".'* "Todos los .maestros guardarán al Di- rector aquella subordinación que le corresponda por su empleo, y éste ve1ar.i sobre su conducta". "Cada uno tendrá propios para su uso los Diccionarios y calepinos más necesarios; y así mismo aquellos autores que han seEalcdo para la instrucción de los jCsvenes, en lo que no dispensará el Director por causa alguna, en atención a los inconvenientes que se tienen presentes, demas de lo que prueba estz omisión y descuido en la conducta de tales maestros". Severa disciplina debían observar los alumnos, y rigurosa subordinación los maestros. Porque se creía que relaciones de esa ínctole facilitaban IU inte- gración de la comunidad escolar conforme a1 tradicional modelo de la familia. E.l Director la regía cori autoridad absoluta, caute!ando el crín~plimientode los deberes puramente escolares y la observancia de los preceptos morales. U los maestros, privados de su vida íntima, escucharían la palabra oninisa- pientr de aquel. Debiendo educar con el ejemplo, estarian constreíiidos a ,mantener una actitud obediente y tranquila, canalizarían su inteligencia hacia la actividad que la vida estagnada les abría, y olvidarían los vastos horizontes del mundo. Debido a estas circunstancias, cabe admirar que José Pérez de Vargas no limitase su interés a los textos reglanientarios: siempre fresco y vivaz f u i su conocimiento de los clásicos antiguos y mcdernos, en cuyas páginas se veía entonces la fuente del saber. Y admira que tampoco limitase el esfuerzo al rutinario cumplimiento de sus deberes, o que los ampliase voluntariamente. Su inquietud gana altura, Y, con firme serenidad, solicita a los déspotas que amplien su apoyo a la educación; o mira tristemente el abandono de la es- cue!a y pide reformas que enaitezcan su espíritu. Parece que durante el gobierno del virrey don Joaquín de la Pezueia fük reducido a tres el número de aulas del Colegio del Príncipe, pues más tarde es objeto de censuras "el mezquino (plan de educación) que le habían dado los es- pañoles y que aun intentaron suprimir, por mantener esta nación desgraciada en el abatimiento y la esclavitud"; 4Q0n tres aulas contaba en 1821, cuando el Protector don José de San Martin decidió eliminar las reminisceiicias co- loniales de su nombre, llamándolo Colegio de la Libertad; y con tres aulas funcionó después de la independencia, pues parte principal de la antigua "ca- sa de estudios" donde funcionaba el Colegio había sido destinada al esta- blecimiento de la Biblioteca. Pero -"considerando que la instrucciípn debe ser jeneral en todar las clases que habitan ell Perú y especialmente entre sus antiguos indijenas, que han hecho tan gloriosos esfuerzos por la libertadv-- el Consejo de Gobierno 4S destinó fondos especiales para el sostenimiento del 44 Ibidem. 4"ecreto Supremo del 15 de mayo de 1825. Aparece en el apéndice. "6 E n ejercicio del poder ejecutivo durante la ausencia de Bolívar en el Alto Perú. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945
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