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da posible a lo que significa una biblioteca moderna en un país democrático. La incuria burocrática tenía responsabilidad, directa o indirecta, en el sinies- tro; a ella habíase sumado también el viejo espíritu. La reconstrucción tenía que ser total: libros, servicio, organización, personal, espíritu. GESTIONES INICIALES Los dos decretos de 23 de junio de 1943 señalaron, a la vez que el plan de la Biblioteca nueva. la creación de la Escuela de Bibliotecarios. Esta última sólo podría funcionar existiendo plazas vacantes. Por tal motivo, solicité y obtuve e1 t r a s l ~dode una parte de los antiguos empleados a otras dependencias del Ministerio de Educación. Conservé, en cambio, a otro grupo que había conocido y- aquilatado personalmente en la diaria vida de la oficina. En cuanto a los catalogadores que habían estado trabajando bajo contrato de la Dirección de Educación Artística, los jefes fueron nom- brados funcionarios de la Biblioteca y los auxiliares quedaron bajo nuevo con- trato hasta fin de año, con cargo de presentarse a los exámenes de admisión de la Escuela. Así fué como llegué a ser bibliotecario sin libros, sin local y casi sin per- sonal. Se me ofreció este cargo cuando aceptarlo implicaba heredar sólo 10- do y escombros. Todas las gestiones iniciales demoraron el momento en que me hice car- go de la Biblioteca. Esto se realizó a comienzos de julio. LABORES DE SALVAMENTO El incendio arrasó con los salones que servian de depósito de los libros y oficinas y el salón de lectura. Dejó intocada, en cambio, la Dirección y dos salas vecinas, una en la que se guardaban revistas extranjeras encuadernadas y otra en la que estaban hacinadas, en desorden, colecciones de duplicados nacionales. Tampoco llegó hasta la sección del edificio ocupada por el Ar- chivo Nacional; pero como esta dependencia se mudó en el transcurso del mes de junio a su nuevo local, dejó libres hasta cuatro habitaciones. El problema inmediato era de acción y no ha sido sospechado por nin- gún tratado de biblioteconomía. Había que rescatar el mayor número posi- ble de papeles que yacían confundidos entre las ruinas; había que identifi- car las especies salvadas; había que demoler la parte incendiada del edificio para ayudar al futuro trabajo de los ingenieros. Gracias a la colaboración directa y eficaz del Gerente de las Empre- sas Eléctricas, Dr. Gino Bianchini, fué ~o s i b l e restablecer el servicio de alum- brado eléctrico de que carecía la Biblioteca. El mismo servicio fué prolija- mente revisado a fin de evitar posibles peligros y quedó extendido, asímismo, al local del antiguo Archivo Nacional. Se iniciaron y llegaron a cumplir SU objetivo, los trabajos destinados a habilitar el local del Archivo para depo- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.2, enero-junio 1945

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