Fénix 20, 31-73
62 FENIX Presidente de la Audienzia dieron mandamiento, después de sus consultas, al Capitán Myn. de Robles, para que prendiese al Visorrei Blasco Nuñez Vela, al qual prendió y los Oidores le mandaron llevar a la isla de Solar, ques dos leguas dentro de la mar; a cabo de quatro dias determinaron de inbiarle preso á España, el qual entregaron al Capitán Gerónimo Zurbano. En el camino, sobre el puerto de Paita, ziento y ueinte leguas de la ziudad de los rreies, el Visorrei preguntó al Capitán Zurbano si sabía lo que hazía en llevar preso a un Visorrei inbiado por Su Mt. al Perú, el qual le rrespondió quél no le llevava preso, quél hera servidor de Su Mt. y que a sus ministros les avia de servir ansimismo. Visto este buen comedimitv. mandó le echasen en tierra los quales lo hizieron ansí, Saltó en Paita, puerto, el qual sestuvo allí algún dia. Fué avisado G'J Pizarra, que ia hera llegado a la ziudad de los rreies; ynbió a su Maese de Canpo Carvajal con duzientos soldados en alcanze y seguimitv, dél, el qual fué en su seguimittv. asta el rrio Caliente, q' son quatrozientas y cin– quenta leguas. Fué el más bravo alcanze que se a uisto en el Perú: escapóse sólo a uña de cavallo. Bolvióse deste rrio Caravajal; el Visorrei llegó a la ziudad de Poparan, adonde estaua por Gouernador don Seuastian de Venalcazar; díjole su suzeso y dióle aiuda para boluer adonde Su Mt. le avia mandado, quera a la ziudad de los rreies por Visorrei. Hízolo ansí el Gouernador; juntó la jente que más pudo que fueron mill y duzientos honbres. En este tienpo GQ Pizarro fué avi– sado de lo quel Visorrei y el Governador hazían. A la entrada del uerano bajó con su jente, que eran quívs. arcabuzeros, duzientos ynfantes, ziento de a caballo con seis vanderas. En este interin el Capitan DiQ Zenteno auia hecho canpo contra G'! Pizarro en Potosí; ynbió contra él a su Maese de Canpo con seiszientos honbres y él caminó con la demás jente a la ziudad de Quito. Llegó a siete de maio del año de (testado: zinquenta y tres) quarenta y siete y pasó al rrio de Mira, ques ocho leguas de la ziudad de Quito más hazia la Governa– zión, adonde nos esperó algunos días. Fué avisado el Visorrei por sus corre– dores cómo nos esperava en aquel paso. Con todo eso caminamos hasta po– nemas a vista del enemigo, al qual ynbió Blasco Nuñez Vela un mensajero que se viniese al rreal servizio y quél le perdonaría todos los agravios que se le auían hecho. Respondió quél no deservía al rrei, mas castigava a los que mal le querían hazer a él o a sus vasallos. Con esta rrespuesta marchó el canpo rreal asta ponernos sobre las barrancas del rrio de la otra parte. Hazia la ziudad de Quito estava el tirano hecho fuerte en unos andenes y paredones que allí están. Acometimos otro día a pasar el uado; defendiéronlo con daño nro.; dijo el Visorrei a los pláticos de aq'lla tierra que qué horden ternía pa. poder pasar por otro vado de menos peligro que aquél. Avisáronle que por ]0 alto, ocho o seis leguas más arriba se podría descabezar el rrio. Hízolo ansí: aq'lla noche marchó 10 más alto q' pudo y caminámosla toda. Otro dia a las nueue horas llegamos a la ziudad de San Franc? de Quito. En este in– terin, dos horas después de auer nosotros salido fué avisado el tirano de nro. camino. Alzó su canpo [y] fué marchando a meterse en la ziudad y ya Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.20, 1970
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