Fénix 20, 31-73

64 FENIX no dejalle desenbarcar en el Callado (sic) y puerto de los reies. El Gasea 'Oc enbarcó él con toda su armada a tantos de Setienbre del año de mill y quivs y quarenta (sic). y salió en el puerto dho. de Panamá; llegó con la más bien ida que se a visto a la ziudad de los rreies; visto el Pizarra algunas malas vo– luntades quen algunos auía y que no le era lízito esperarle en los rreies, antes quel armada llegase se rretiró por horden y consejo de su Maese de Canpo Caravaja1. De aí a pocos dias se desenbarcó el Gasea con su jente. En este medio estava GQ Pizarra en el valle de Jauja. Después de auer llegado a la ziudad de los rreies y rrezibido por el Licendo. Zepeda, Presidente de la Audien– zia Real y por los demás vezvs. presentó sus papeles q' de Su Mí. traía; rrezi– biéronle en nonbre de Su Mt.; no hizo justizia de ninguno aunque pudiera de muchos. Reformó su jente, sacó la más q' pudo de la ziudad; fué en busca del enemigo. Llegado que fué el rreal canpo al valle de Jauja, yal tirano se auía rretirado. Aquí nos juntamos los que con el Gouernador don Seuastian de Venalcazar yuamos con el rreal canpo y nos metimos debajo del rreal estan– darte. Holgóse mucho el Licendo. Gasea con este socorro. Ofrezióse!e de parte de Su Mt. gratificarle los servizios que le auían hecho y el socorro que auía dado a Blasco Nuñez Vela. Hízolo al rrevés de lo que le prometió, porque a ninguno que bien simio en aq'l1as guerras dió otro pago por contentar a los tiranos y devió de ser nezesario ansí por pazificar la tierra, aunque plega a Dios no lo aia pagado en el otro mundo. Salimos del valle de Jauja a los ocho [dias] que allí llegamos. Llevó mill y uchuzientos soldados. Caminamos hazia el Cuzco; en todas las partes y rrios y pasos estrechos nos echava enboscadas y nos hazía mucho daño el ene– migo. Llegamos al baIle de Abancay ques diez leguas de donde el tirano auía hecho alto, el qual paso nos defendieron y quemaron las puentes. Por la mejor horden que se pudo tener se hizieron otras más abajo del rrio por donde 10 pasamos. Pizarro avía enzarcado su canpo en el ual1e de Zaquizaguana, en un sitio fuerte hechas sus trincheras y fosos por delante, guardado por las espaldas de una sierra alta, por donde él pensó estava más seguro. Una mañana ama– neziónos formados nros. escuadrones sobre el enemigo. Como él nos vió en este puesto se aparejó a la batalla, puesta su jente en horden, y zierto, si no fuera por los soldados de Di" Zenteno questauan con el tirano, a los quales tenía en su canpo rrendidos después que le desbarató en Guarina, creo y es ansí que nos desbarataran por nro. desorden, porque los bisoños en enpezando que enpezamos acá a bajar en deshorden los enemigos hazían rrumor bolviendo las fuerzas que tenían hechas para las tomar por rreparo. Pasando de la otra parte los nros. pensaron que huían y enpezaron a dezir a bozes: «vitoria que huien» y quien más podía más presto bajaua sin horden. Suzedió que los rrin– didos a el tienpo a carrera de cavallo feroz enpezaron a pasar, el pm? que hizo el camino fue Garzilaso de la Vega en un caballo vaio, de suerte que sin rriesgo ni rre [ñ] irse casi nada la batalla, los desbaratamos. El Maese de Canpo Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.20, 1970

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