Fénix 20, 31-73

72 FENIX tuvimos sobrél tres días; en este tienpo se nos pasó el Capitán don Luis (sic) de Pineda, Capitán de a cauallo del tirano y nos dio rrelazión de los pocos q' heran y por dónde les podíamos entrar sin rriesgo y q' serían trezientos y ochenta honbres; nosotros héramos por lista mill y trezientos honbres de guerra q' po– dían tomar armas. Vista la poca pujanza del tirano, con su gran sobervia del Mariscal otro día por la mañana mdo. bajar nro. canpo en orden al Capitán Myn. de Robles con ziento y zinquenta arcabuzeros q' acometiese por zierta parte q'stava algo más peligrosa, el qa1. lo hizo con rriesgo, q' de la p:;t. rruziada o carga q' le dió el tirano le derribó más de ochenta, sin ellos rrezibir ningún daño, porquestavan de buen puesto cubiertos de una barranca. Ansí bajó todo el más canpo y en poco espazio cantamos vitoria; tuvímosla por zierta y fué por entender hera muerto el tirano y no fue ansí. El día de la batalla el Capitán Ju Q A19 Badajoz pidió de md. al tirano le dejase entrar en la batalla con sus harmas y q' él se q'dase en su lugar en el escuadrón q' tenían hecho, q' serían zien honbres y los demás tenían rreparti– dos en los pasos por donde nosotros avíamos de bajar, aunq' en este tienpo ya estavan todos juntos mezclados con los nros. Un soldado de los del tirano, q' se llamaua Perales, disparó el arcabuz y dió al Capitán Ju Q. A1Q Badajoz, pen– sando hera el Jeneral y todos los tenían ansí entendido, porq' tenía sus har– mas y peleaua en su cavallo, este cantó vitoria: «Muerto es el tirano y io le maté». Con esta boz desmaiaron algun tanto los enemigos. A este tienpo el tirano Franc? Hernández, visto casi su perdizion cavalgó en un cavallo rrosillo descuuierta la cabeza y rrostro animando a los suios diziendo q' allí estava, q' adónde estava el ánimo de sus leones. Acometiéronnos como duzientos honbres juntos. Los nros. teniendo el negocio por hecho, andavan hurtando y saq'ando los toldos de los enemigos. Con este desorden y con aver herido a nro. .Teneral en el rrostro con una pica se salió afuera de la batalla, enpezaron los suios a des– maiar y perder el canpo q' avíamos ganado y ansí cantó el tirano vitoria y fué de veras más zierta q' la nra. Huímos; perdimos en esta batalla setezientos honbres, la flor del Perú. Vinímonos a la ziudad de los rreies huiendo, sin esperar ni socorrer Capitán a soldado ni padre a hijo, con esta pérdida llegamos a la ziudad y visto q' si esta guerra se dejaua algo olvidar se rreharía el tirano q' ia tenía dos vitorias y muchas armas y cavallos y muchas otras rriq'zas q' auía auido en los despojos, tornó el Jeneral Pablo de Meneses y don PQ Puertocarrero, su Maese de Can– po, este negozio mui de veras y hizieron jente: juntaron mill y seiszientos h011– bres; salimos en su busca por el camino de la Sierra, llegamos al Cuzco adon– de avía salido y dejado allí las justizias por él. Salímosle siguiendo; ya en este tienpo tenía el tirano mill y duzientos honbres, los mill españoles y los duzientos negros. Alcanzámosle y esperónos en Pucará, sitio muy fuerte; asentóse nro. canpo dos millas u tres de su fuerte: hízose alguna fuerza en contorno de nro. rreal. A los ocho días de nra. lle– gada le dimos la batalla, la qal. no tuvo efeto porq' se rretiró a su fuerte y pasáronse al nro. rreal canpo en este día los más de sus capitanes del tirano: Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.20, 1970

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