Fénix 20, 31-73
34 FENIX varones y que las mujeres de la tierra no podian tener con ellos ayuntamiento por ser estremos, el uno muy grande y el otro muy pequeño. Dizen los anti– guos que llegaron allí, a su cuenta dellos, avrá zien años, y vinieron en junco" como galeras, aunque no de aquella hechura. Oi dia ai maderos destos juncos en la isla y otras muchas antiguallas y cosas de sus manos hechas. Don Antonio de Mendoza fue por Visorrei del Perú en el año de zin– quenta y uno y puso gran dilijencia en saber de qué parte avían venido allí los dhos. jigantes, y lo que más pudo averiguar fue aver venido en estos jun– cos y ser vaso que no se puede pasar golfo con ellos. Sospéchase questán en alguna hisla cercana de allí, y oi día procuran los gouernadores descubrirlas y hasta agora no an azertado. El año de sesenta y zinco el Licendo. Lope Gra. de Castro que governava el Perú ynbió, por rrelazion que tubo, a descubrir ziertas hislas, a un sobrino suio que se llama Lope de Avendaño, el qual salio de la ziudad de los rreies el sobredho. año con tres naves y trezientos honbres; no azertaron con ellas: toparon otra jente estraña de toda la que agora está descubierta, la qual es muy más morena y casi negra, y los cabellos de la manera de negros, ensortijados y pequeños; andan desnudos, son belicosos, estrañamente pelean con arcos y flechas, hasta oi no se ha sabido tengan hora ni plata; son bárbaros salvajes, hazen su abitazion en casas muy pequeñas y mal tratadas; no tienen otro ajuar en ellas sino un mortero o pilon de palo y una hamaca en q' duermen y har– mas, el qual pilon les sirve de mortero para moler algarrouas y mahiz y otras cosas y para cozinaren él ansí carne como pescado. Es estraña cosa de la suerte se aprovechan de de comer en palo y es desta manera: junto a él hazen un gran fuego y echan en él muchas piedras o guijarros de rrio en manera que quedan eomo ascuas encendidas .... echan en el . . . . . . . . . . . . . . . . la carne . . . . . . . . . . . . con su agua como se suele po– ner una olla al fuego y una a una estas piedras y échanlas en el agua y dánse tanta prisa y buena maña que sacando unas y echando otras hierve como con mucho fuego. Es jente nazion. El capitan o Gobernador dho. lleuo a Los rreies algunas destas piezas, honbres y mujeres, los quales dieron gran rrelazion de la tierra. Y oi dia en la Villa de Madrid está este cavallero con los dhos. yndios o parte dellos procurando q' Su Mt. le dé la conquista dellos, y porque en este tienpo llegó al Perú por Visorrei dél Don Franco. de Toledo, el qual le mandó no hiziese entrada ni conquista sin Lizen– zia de Su Mt., y ansí en la nave o galeon q' io vine pasó a estas partes Lope de Avendaño a informar a su Mt. Pasó ezeziuos travajos de tormentas y gue– rras con los indios; no pudo poblar por llevar poca jente. A la buelta, vinien– do por socorro al tio Gobernador de los rreies, corrio tormenta y arribó a Méjico y sabido por el Visorrei su llegada y vista la rrelazion de la tierra la rrogó (sic) en su nonbre y de Su Mt. bolviese de allí a conquistar las dhas. . . . . . . . .. hislas y que le daría quatrozientos honbres y zinco naves en que fuese y trezientos mill ducados de aiuda para socorrer, el qual Lope de Aven- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.20, 1970
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