Fénix 20, [86-186]

2 á llorar en la. miseria. Perdidos nuestros dore– ehos , hemos aun tributado adoración al mismo mons– truo que con la sangrienta espada amenazaba nues– tra vida; y.esclavos infelices de los mas abomina– bles déspotas, hemos rufrido amargamente el ene– migo cetro de un monarca. Pero cesó el ruido in– fausto de la muerte y del terror : aparece entre doradas nubes la hermosa libertad: su vista ma– gestuosa aterra á 108 soberbios mandatarios: sucum– be el despotismo; y la independencia de la patria se proclama en todas partes. No fueron tan vivas las sensaciones del Romano al ver la sang"fe de Cesar en el puñal de Bruto, como las nuestras al mirarnos libres de un enemigo tan feroz. (Pero quien no advierte que adormecidos ante la Imagen- ilu– soria del placer, nos hubiera de nuevo aprisiona– do el furor de un ambicioso. Sí: un ministro quiso fabricar sobre las cenizas de la tiranía peninsular el trono de su despotismo: pero descu biertas ya sus miras, la proscripcion y la venganza lo separan para siempre de nosotros. ¡ Felices pueblos! que celosos de vuestros imprescriptibles derechos, 110 os dexais usurpal~ vuestra soberania del mismo que pretestando vuestro bien, pI'oeura vuestro exter– minio. Desde entonces renació en los pechos el odio á los monarcas J á los bárbaros serviles que anhelan un gobierno tan despótico y tiránico; y penetrados de nuestros sentimientos nuestros sabios representantes, han fijado por base de nuestro có– digo social la república del Perú: éste ha sido y es el voto general de las naciones libres, y su en– carnizada y sanguinosa lucha no ha tenido otro objeto que desterrar de nuestra vista alcázares y coronas. i Salve privilegiados genios que trabajáis por el bien de los pueblos! Salve mil veces que con esta justa determinacion nos vais á llevar al colmo del engrandecimiento político, subiendo vo– sotros á la. brillante cumbre de la venturosa. pros .. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.20, 1970

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