Fénix 21, 17-24

LIBROS, LIBHEROS y BIBLIOTECAS 23 Llano Zapata concretó su iniciativa en sendas epístolas, cursadas desde su re– sidencia en Cádiz al Arzobispo de los Charcas, don Cayetano Marcellano de Agra– mont, y al Deán de Lima, don Juan José Marín de Poveda, Vice-Rector de la Uni– versidad de San Marcos. Ya en cl Preliminar a sus Memorias el inquieto limeño había proclamado con ufanía que las bibliotecas en su terruño poco tenían que envidiar a las de la Metrópoli, y enumera -con su pizca de vanidad patriote– ra- los incunables y piezas raras quc podían conseguirse en el mercado de libros peruano (1-1). El diligente polígrafo se lamentaba de que no existrese ya una biblioteca pública en la Universidad de San Marcos, "quc estuviese abierta a sus horas pa– ra cl libre uso de los hombres de letras que la quisiesen consultar". La forma– ción de un establecimiento de esta índole se le antojaba tarea fácil, pues a su entender bastaba con que en los Estatutos del plantel viniera consignada la obli– gación de todos los que alcanzaran un grado académico por San Marcos de efec– tual' un donativo de libros con destino a la repetida biblioteca. De esta suerte, al cabo de pocos años se allegaría un nutrido conjunto de obras de consulta y de estudio, que se pondrían a la disposición dc lectores ajenos a la Universidad. POI' lo pronto, y a fin de estimular a los remisos, el propio Llano Zapata se apre– suraba a ofrecer quinientos volúmenes "escogidos y curiosos". Acaso lo más valioso del escrito de Llano Zapata dirigido al Prelado de los Charcas, el 30 de Junio de 1758, es la enumeración de un grupo de catedráticos sanmarquinos, cuyas bibliotecas particulares eran afamadas, y que a juicio del en– tusiasta promotor, bien podrían ceder alguna parte de sus colecciones, en razón de ser "sus bibliotecas los mejores tesoros que guarda Lima". Estamos en condiciones de abonar hoy fehacientemente que los sujetos nom– brados por Llano Zapata eran de hecho poseedores de copiosas bibliotecas, pues hemos exhumado los inventarios de las mismas, que obran cn los protocolos dc los viejos escribanos limcños, Enuncia el ilustre polígrafo a catedráticos, prebendados, magistrados, facultativos y científicos residentes en Lima, de los cuales conocemos con todo detalle los libros que se alineaban en los plúteos de los gabinetes de lectura del doctor Pedro José Bravo de Lagunas y Castilla (l5), del Oidor Pérez de Urquizu e Ibáñez ()(;), del doctor Miguel de Valdivieso y To– rrejón (l7), del Canónigo don Francisco de Tagle y Bracho (l8), del Protomé– dico doctor Hipólito Bueno de la Rosa (H)) Y del Cosmógrafo doctor Cosme Bueno (20). lA Preliminar y Carlas que preceden a/ Tomo f de las Memorias Histárico.Phvsicas (Cádiz, 1759), págs. 234-236. . 15 Archivo Nacional del Perú. Orencio de Azearrunz, 1769-1771, fol. 181. 16 Archivo Nacional del Perú. Pedro Espino Alvarado, 1728, fol. 834. 17 Archivo Nacional del Perú. Gervasio de Figueroa, 1778, fol. 278. 18 Archivo Nacional del Perú. Mariano Antonio Calero, 1791-1794, fol, 793. 19 Archivo Nacional del Perú. Agustín Jerónimo de Portalanza, 1765-1767, fol. 614. 20 Archivo Nacional del Perú. Mariano Antonio Calero, 1795, fol. 384. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.21, 1971

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