Fénix 21, 25-36

LA BIBLIOTEC\ DEL COLEGIO S\'\i PABLO 29 da era lo mismo que un libro perdido o no existente (11). Estos esfuerzos de los Provinciales resultaron inútiles ya que al cerrarse el Colegio en 1767 toda– vía existían las bibliotecas privadas. Por el inventario oficial hecho por Amat sabemos que el Procurador General de San Pablo, el P. José Roeha, tenía en su oficina privada 4,101 volúmenes. Ciento cincuenta de ellos constituían la bihlio– teca privada de Rocha. Los 3,951 restantes eran libros recién llegados de Europa destinados a la Biblioteca General o para ser distribuidos a otros colegios fuera de Lima. El Decano de Estudios de San Pablo Alejandro Cazeda, tenía según el inventario real, una biblioteca privada de doscientos noventa volúmenes. Entre los profesores, el P. Matees de los Santos tenía ciento once volúmenes, Ramón del Arco ciento noventa y siete, Antonio Bacas ciento treinta y dos, Casimiro Bohor– quez ciento ochenta y ocho, Martín del Castillo noventa y ocho, Juan Antonio Rivera setenta y tres volúmenes. Varios otros individuos tenían bibliotecas priva. das que pasaban de los cincuenta volúmenes. Un caso especial era el del jesui– ta alemán Henry Deker, residente de San Pablo, que poseía una biblioteca de obras científicas y entre ellas cincuenta y dos volúmenes en alemán. Los oficiales reales no pudieron hacer el inventario de estos cincuenta y dos volúmenes ya que al parecer ninguno entendía "la lengua tudesca" (12). LA BIBLIOTECA CENERAL Pasemos a examinar. aUllque sólo sea superficialmente. cl contenido do la Biblioteca General. Gratuitamentc sc ha supuesto, incluso, por historiadores de monta que las bibliotecas jesuíticas eran bibliotecas meramente eclesiásticas. atestadas de obras filosóficas y teológicas sin interés "moderno". La Biblioteca del Colegio de San Pablo poseía indiscutiblemente una sección eclesiástica como pleta, en la que no faltaba ninguna obra teológica o filosófica de importancia. Con todo, esa sección era una mínima parte de la gran Biblioteca. En San Pahlo hubo desde comienzos del siglo XVII un gran interés por problemas médicos. El jesuita Agustín Salumbrino vino de su nativa Italia pa· ra organizar en Lima la gran Farmacia de San Pablo y administrar la Enferme· ría del Colegio y el Hospital de los negros esclavos. Este interés médico quedó ampliamente reflejado en la Biblioteca, que constantemente adquirió obras mé– dicas. Los jesuitas de San Pablo habían organizado un laboratorio farmacéutico en el Colegio donde se preparaban las mejores medicinas de Lima. La Biblioteca da testimonio que al preparar esos "compuestos" médicos los jesuitas seguían las más avanzadas técnicas de Europa. El visitante curioso podía descubrir en las estanterías de la Biblioteca todas las grandes farmacopeas de aquel tiempo: el Methodo de la Collection y Reposicion de las Medicinas Simples y de su Corree– ción y Preparación, escrita por el doctor Luis de Oviedo e impresa en Madrid ]1 Archivo de la Provincia del Pcrú (Jesuitas); Libro de Ordenaciones MS, ff. H7, 200. :lOL 22,1·225; Colección Vnrgas Ugarte; Papeles Varios MS. XXXIX. Doc. 16. 11. 19; Doc. 11, n. 15·17: Doc. 17, n. 8; Doc. 19, n. 5·6. 12 Archivo Nacional de España (Madrid): Clero, Jesuitas, Libro 363.J, ff. 658-99. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.21, 1971

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