Fénix 21, 25-36

30 FEi'\IX en 1581, Y la obra de Juan del Castillo, Unicersa Medicamento UL Officinis Pliar– mauceticis U sitata, que vio la luz en Cádiz en 1622. Estas dos obras eran ya usadas en la Farmacia ele San Pablo en la segunda década del siglo XVII (1;;). La Biblioteca de San Pablo tenía además, para uso de la Farmacia, la obra De Com.positione Medicamentorum, impresa en Venecia en 1590 y escrita por el doctor italiano Ccrónimo Mercuriale, profesor de medicina en las universidades de Padua y Bolonia; también la Pliarnuicopeia Parisiensis, la Pharmacopeia Valenciana, la Pharmacopeia Mturitensis y la Botánica Americana. Ya entrado el siglo XVIII los farmacéuticos de San Pablo usan constantemente La Farmaco– pea Triunfante del Doctor Félix Palacio, impresa en Madrid en 1713. Esta obra llegó a ser tan popular en San Pablo que una mano desconocida escribió en su port ada "Para el uso diario de esta Farmacia" (14). El interés médico en San Pablo no se reducía a problemas farmacéuticos. La rama de cirugía también estuvo ampliamente representada en la Biblioteca del colegio, que entre otras obras contaba con el Thesoro de la Verdadera Cirugía, es– crita por Bartolomé Hidalgo e impresa en Sevilla en 1604, y la Primera y Se– gunda parte de la Cirugía Universal del Cuerpo Humano, escrita por el Doctor Juan Calvo, reimpresa muchas veces en el siglo XVII y todavía en uso en las Escuelas dc Medicina del siglo XVIII. El visitante de la Biblioteca de San Pablo podía ver en la misma sección otras obras como Operaciones Quirúrgicas, El Ci– rujano en Práctica, y El Sueño Quirúrgico que discutía los problemas de anes– tesia y cirugía sin dolor. Los médicos coloniales podían estudiar en la Biblioteea de San Pablo las obras clásicas de Galeno e Hipóerates, todos los tratados latinos de los doctores medievales, y no pocos judíos y árabes. Entre los autores médicos "modernos" San Pablo ofrecía al lector las obras de los italianos Girolamo Mercuriale, Gio– vanni B. Cortesi del Colegio de Médicos de Bolonia y uno de los mejores anato– mistas de su tiempo, Gabrielle Falopio, profesor de medicina en la Universidad de Padua y descubridor en la anatomía femenina de las trompas o tubos que lle· van su nombre; Michelc Mercati, el doctor personal de los Papas Gregorio XIII y Clemente VIII: y Girolamo Cardamo un milanés de verdadero genio, médico, físico, matemático y filósofo. Entre los médicos franceses representados en la Bi– blioteca de San Pablo estaba Jean Riolan, cuyas famosas disputas con William Harvey sobre la circulación de la sangre le hicieron bien conocido en Europa. El francés de adopción Jakob Benignus Winslow se conoció en Lima ya que sus cin– co volúmenes de la Exposition Anatomique de la Structure du Corps Humairc descansaban en los estantes de la Biblioteca del Colegio de San Pablo (l5). . 13 Las dos farmacopeas mencionadas están anotadas en Archivo Nacional del Perú: Compañía de Jesús, Varios, Legajo 2, "Libro de Viáticos ... ", f. .55. 14 Archivo Nacional del Perú: Temporalidades, Inventarios, Legajo 2 codex 28 "Inventario de la Botica del colegio de San Pablo", ff. 22-25; Archivo Nacional de Es. pafia (Madrid): Clero, Jesuitas, Lihro 363-J, fí. 444. 604-605. 15 tu«, ff. 441, 443-445, 604·605. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.21, 1971

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