Fénix 21, 44-57

.54 dos los credos crrstianos y ha dado precisa desautorización a todas las formas de la religión confundida con el fanatismo o la intolerancia. Durante la dictadura de Bolívar, y suspendidas las labores del parlamento por el receso de febrero de 1824, Arce emigra voluntariamente a Chile, país en el que permanece socorrido, según declara en documento oficial, por la ge– nerosidad del Ministro Plenipotenciario en Chile, de los liberales de Chile y del comandante Persival de la goleta "Dolphin", durante casi todo el año de 1824. Regresa al Perú en febrero de 1825 y al serle reintegradas sus dietas parlamentarias declara que debe deducirscle Jo percibido como Primer Biblio– tecario y lo obtenido en concepto de SOC01'1'OS del Ministro Plenipotenciario en Chile. (11). Su actitud de desinterés y de honorabilidad frente a la percep– ción de rentas del Esetado, es ejemplar. No adelantaba sus actos ningún pro– pósito de provecho personal ni ninguna otra razón subalterna. Sus actos po– líticos fueron siempre inspirados por razón del interés público. Incluso el texto de la proposición que hizo Arce en el Congreso, en febrero de 1825, a fin de que se prorrogara la dictadura de Bolívar hasta que estuviese "concluida la guerra y enteramente asegurada la libertad", fue determinada por el ideal de ver a la pa– tria totalmente emancipada. No es culpa suya que otros legisladores agregaran a esa proposición aditivos de índole discutible. Por lo demás, es de validez his– tórica otra proposición suya, de actualidad en estos tiempos de integración lati– noamericana, en el sentido de que se declarase peruanos a los extranjeros que habían hecho la campaña de la independencia. En 1825, con la extinción del Congreso Constituyente, Arce pone término a su activa vida pública, en que no vaciló entrar en la polémica en torno de elevados principios pero manteniendo ejemplarmente inmaculada su conducta. En abril de 1825, el Presbítero Arce, de la Catedral de Arequipa, fue ascendido a canó– nigo racionero de la Catedral de Lima y en junio del mismo año fue elegido Juez de hecho en las causas de abuso de la libertad de imprenta (conjuntamen– te con Félix Devoti, Felipe Llerias, Agustín Charún y José M. Pando, entre otros). Arce se había reeneargado entre tanto, de sus funciones en la Biblioteca Nacional, la cual encontraba mermada y maltrecha ya fuese por la acción de la soldadesca española o por acción de las turbas desbocadas en momentos críticos que preceden, coinciden o siguen a las ocupaciones fugaces de Lima por los realistas en los meses de junio y julio de 1823 o en febrero de 1824. Se conocen las de– predaciones de que fue objeto la Biblioteca cuando apcnas habían transcurrido 9 meses de inaugurada la primera vez y 17 meses la segunda. En los momentos en que las gentes adictas a la patria se ponían a huen recaudo, y los realistas regresaban ansiosos 'de imponer represalias y castigos, los edificios públicos quedaron muchas veces desprovistos de efectiva vigilancia. Esa circunstancia fue propicia para saqueos de toda índole y la Biblioteca no pudo librarse de ese destino. La falta de datos concretos de inventarios o catálogos no han permitido 11 Ajustamiento (le dietas Poder Legislativo, Razó!' (le cuentas (le murzo de :¡ 825, ¡\lS en el archivo del Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.21, 1971

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx