Fénix 21, 58-61

OHACfON 1. 59 La providencia eterna dispensa los bienes y los males, a medida que son mas útiles a la consumación de sus designios; y arregla el curso de las pasiones hu– manas con una economía inexplicable, haciendo servir a sus planes aun la mis– ma malicia de los hombres. Observudlo. si quereis fijar un poco la atención en los sucesos del Perú, y lo tocareis casi con In mano. Volved la vista a lo pasado, y veréis que tres centurias de un gobierno entregado a la rapacidad y a la in– justicia, no han sido capaces de torcer las inclinaciones rectas de los Peruanos; ni de variar la índole naturalmente cristiana, con que los ha dotado el sobera– no autor de la naturaleza. En medio de tantos sufrimientos, á que una servidumbre permanente los sujetaba, el gérmen de la virtud no ha podido sofocarse en su corazón; y un vehemente amor a la justicia, y al bien de la humanidad. ha conducido de tiempo en tiempo a los cadalsos los varones mas ilustres. Mas si la paciencia y la moderación en medio de infinitos males han acriso– lado las virtudes peruanas; la arbitrariedad, y la crueldad de los gobernantes han llenado las medidas del sufrimiento. Y desde el año de 1809 en que resonó en el centro del Perú el primer grito de libertad, los mismos ultrages infe– ridos con despotismo, y sufridos con valor y constancia, han atizado la sagrada llama, que debía purgar estas regiones de tanto perverso, y de maldades tantas. ¿. Quién creería, ó Peruanos, al ver vuestras desgracias en los años de 1810. 811, 813 Y 815, que se habría de efectuar vuestra libertad'? Pero ellas mismas iban preparando el camino de vuestra felicidad en las manos paternales de la providencia. Sí, -Los clamores y gemidos de los padres llegan al trono de la justicia eterna; y movido de ellos el Señor- "Yo mc levantaré, dice, y ven– garé a los humildes de sus impíos opresores". Propter miseriam. inopum, et gemittun pau.peruin, nune exurgam dici: Dominus. Psalm. 11. v. 6. Así lo hace en efecto, y su sabiduría eterna suscita un genio benéfico en las orillas del río de la Plata: lo adorna con la prudencia, con la justicia, y la fortaleza, para que fuese ornamento y consuelo de la humanidad: le da la victoria en Chacabuco y Maypo, para hacer libre a una nación tan digna de serlo, como escarmentada de los opresores; y últimamente lo hace arrivar a nuestras playas arenosas el día de la Natividad de María Nuestra Señora en el afio que acaba de correr. Aquí empieza la época de la felicidad del Perú; y desde este punto comien– za a tejerse una cadena de sucesos tan maravillosos, como favorables a nosotros, y que solo pueden ser efecto de una providencia soberanamente benigna en fa– vor de estas regiones. No es menester que yo moleste vuestra atención con re– correr todo 10 que ha pasado a vuestros ojos: básteme deciros que cada paso da- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.21, 1971

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