Fénix 21, 58-61
60 FENIX do por los que mandaron la fuerza opresora del Perú, ha sido para su ruma. y para nuestro bien: cada medida tomada para afianzar la tiranía se ha con– vertido por ordenación divina en un medio eficaz para derrocarla, hasta el pnn, lo de que los mismos excesos de unos militares inmorales e irreligiosos han ace– lerado nuestra suspirada independencia, Muchos de Jos soldados, que compusieron la fuerza de nuestros enemigos, impelidos de un profundo sentimiento de lo justo y conveniente pasaron a for– mm' la nuestra: porque el Señor derramó la luz en las mentes de Jos idiotas hu– mildes, y las tinieblas sobre los injustos soberbios, quienes ciegos con su orgu– Ilo. y espantados de sus mismas maldades, evacuaron esta capital para que entra– se en ella la paz y la justicia. Y ved aquí la aurora de nuestra dicha, que turbada brevemente por una borrasca que amenazó a esta capital, tan heroica como fiel a la Patria, se ha convertido en el mas claro día. Nuestros enemigos, obcecados mucho mas en su regreso que en su fuga, vinieron a insultar a un pueblo libre, y amante de la razón; pero el Señor los abatió del modo más glo– rioso, porque se atrevieron a oponerse a sus designios: "et in niultiuuline glo– riae tuoe deposuisti adversarios tuos", Exod. 15. 7: Jos disipó como el humo, y puso en nuestras manos la fortaleza del Callao por los mismos medios, de que se valió la ciega injusticia para prolongar su existencia. Mas no han parado aquí los cuidados de la providencia en favor nuestro.-– Entregados a nosotros mismos, no habríamos acertado a crigir un gobierno con– servador de nuestros derechos y de nuestra libertad. Nuestra anterior calami– tosa situación nos hacía carecer de bastantes hombres inflamados por el amor del bien público, é ilustrados con las luces de la sabiduría, ó a lo menos de un suficiente discernimiento para buscarlos y distinguirlos; y tal vez el choque de las pasiones y de las falsas luces nos habría reducido a no tener quien nos go– bernase, ni como gobernarnos, aun antes de terminar la guerra. Pero aquí sale al encuentro el remedio preparado por la mano divina; y guiado por élIa el vencedor de Maypo toma el modesto título de Protector de la Libertad del Perú: el poder queda depositado en sus manos por la voluntad de los pueblos bien expresada en sus operaciones, y por el sagrado juramento prestado en este día. ¡Pueblos del Perú! Ya tenéis un padre de la Patria vigilante por vues– tra ilustración, y por vuestro bien, cuya única nobilísima ambición es contem– plar desde un honrado retiro vuestra futura felicidad, después de haberos con– ducido a ella, cual otro Jorge Washinglon. Ya tenéis abierta la escuela de la sabiduría, y del patriotismo; para que vengan los ciudadanos a aprovechar cn ella en esta época preciosa, que debe desenvolver los talentos y las virtudes para el sostén de la Patria. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.21, 1971
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