Fénix 21, 58-61
ORACION 2. 61 ¡Peruanos! Bien vcrs cuanto hace la divina providencia, para preparar– nos los caminos de nuestro futuro bien estar; seamosle, pues, reconocidos y fieles. Busquemos diligentes la sabiduría: ansiemos el oir sus palabras: amemos– la, y tendremos su enseñanza. EI1a es muy clara, y nunca se marchita su luz; y fácilmente se deja ver de los que la aman, y encontrar de los que la buscan. "Clara est, et que nunquam marcescit sapientia; et facile vuletur ob his qui diligunt eam, et inrenitur ab his, qui quuerunt illam'", Sapo 6. V. 13. Cultivemos las virtudes, estudiándolas prácticamente en la sublime moral del evangelio; y adornados con ellas podremos servir mucho al bien de la sociedad; así como desnudos de ellas, contribuiremos solamente a su ruina: "vani auteni sunt omries homines in quibtts non subes: scientia Dei". Sap. 13. v 1. Tened presente que si la soberanía del pueblo está reconocida como un dogma filosófico, aun por la misma España nuestra enemiga; ello no puede traspasar los límites de las leyes eternas de la justicia, ni aun los solemnes P;'lC– tos. en que han convenido las naciones, y que forman el derecho de gentes, POI' tanto estudiad con atención la ley natural, que debe arreglar y dirigir to– das las instituciones humanas, ordenándolas al bien común; pero estudiadla prácticamente procurando ser justos, y virtuosos, porque no podréis tener ni es· coger ciudadanos capaces de cimentar a su tiempo la felicidad de la Patria, si la ambición, si la avaricia, y otras bajas pasiones guían vuestros pasos, y caracte– rizan vuestra conducta. Oid la voz de la recta razón, y del Evangelio, y así tendréis la sabiduría y las luces; seguidla, y así daréis honra a Dios y haréis bien a vuestros seme– jantes; porque en esto está cifrada toda la Religión, y también Ia felicidad de un Estado, y de cada uno de los que lo componen. [Arhitro soberano de la suerte de los hombres, dispensador de las luces y de las virtudes! -ante vuestras aras hemos jurado nuestra independencia y libertad, a que vos mismo nos habéis conducido: y ahora juramos la obe– diencia al gobierno provisional, que dirigidos por vuestra suave providencia habe– mos instalado- Iluminad nuestros entendimientos con los resplandores de vuestra eterna justicia, para que el error no llegue a alucinarnos: inclinad nuestro corazón a 10 justo con la fuerza de vuestra gracia, para que jamás declinemos de vuestros ca– minos. Sea así, Sefiorvpara honra de vuestro hijo hecho hombre por nosotros: y para exaltación de la Religión que vino a establecer, por conducirnos a la eterna felicidad. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.21, 1971
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