Fénix 21, 75-81

CARLOS A. RO~\fERO 81 ballero se quedó admirado y pasó a la Dirección, en donde manifestó al Direc– tor que extrañaba mucho que en la Biblioteca Nacional faltara la obra. Gonzá– lez Prada lo atendió con finura y le dijo que trataría de remediar la falta in– mediatamente. Se despidió el buen señor y al punto Gonzálcz Prada llamó a Romero y le dijo: "es necesario que se husquc un Aíío Cristiano, viejo o nuevo, pues no es posible que la Biblioteca carezca de esta obra", Hízose así y D. Ma– nuel. nada afecto a esta clase de obras. trató de conseguir la obra buscada. Más que su obra escrita -valiosa sin duda y abundante-o. habría que re– cordal' también su silenciosa lahor dentro de la Biblioteca, en la cual permane– ció sesenta años. Esta es la razón por la cual no dchc olvidarse a Carlos A. Ro– mero. En la galería de los Directores, donde figura su retrato, le corresponde un lugar especial y en los anales del establecimiento debe registrarse su actua– ción como una de las más fecundas, provechosas y meritorias que se hayan conocido. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.21, 1971

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