Fénix 22, 162-167
166 FENIX Trujillo 2 Piura 2 Saña 13 Chachapoyas 2 Lamas 2 Thioyobamba 2 Cajamarca 6 Guambos 8 Huamachuco 7 Cajamarquilla 5 Esta enumeración podía extenderse, pues a los maestros citados podría ana– dirse los nombres de Santiago del Castillo, que enseñaba en Carhuaz, Sebastián Márquez Escudero, que en 1750 abrió escuela en Paucartambo; Francisco Osorio, que había sido maestro en Potosí y, en 1656, se presentaba en Lima, pidiendo licencia para abrir escuela; Antonio Bravo de Sotranea, que en 1670, ejercía el oficio de maestro y al Licenciado Juan Ruiz de la Barca y Calderón que en Marzo de 1303 pedía en Lima autorización pam abrir un aula de latinidad. En Arequipa, el Intendente, Bartolomé María de Salamanca, autorizó el 3 de Enero de 1301 a José de Taborga, vecino de esa ciudad, a abrir un aula de latinidad y Gramática, visto el informe favorable que dio el Regente del Con– vento de la Merced, Fr. Pedro Montesinos, el cual lo halló suficientemente ins– truido en la lengua latina. Por este documento se ve que ya por este tiempo era la autoridad civil la que concedía estas licencias, aunque no consta que a la au– toridad eclesiástica se le hubiese privado de esta facultad. Tampoco se descuidó la enseñanza de la mujer, la cual primitivamente se impartía en los conventos, donde se recibía cierto número de educandas, muy limitado. Thiás adelante, en algunos lugares se abren escuelas de niñas, como vemos que sucede en Juli, donde los Jesuitas habían abierto escuela para mu– chachos y muchachas. Otro tanto hizo Martinez de Compañón, en Trujillo, donde al lado del colegio de Cholitos existió también otro de Cholitas. Lo mismo ocurrió en Piura, Entre estos Colegios alcanzó algún renombre en Lima el de– nominado de Santa Cruz para Niñas Expósitas. Este Colegio fue obra de un buen hombre llamado Mateo Pastor de Velasco, el cual aplicó sus bienes a esta fundación. Lo hizo al lado del Hospital de Nra. Sra. de Atocha, que existía desde los comienzos del S. XVII. A 3 de Julio de 1654, el Conde de Salvatierra au– torizaba la fundación, pero por entonces no fue posible llevarla a cabo y el Conde de Alba de Aliste, por una provisión de 13 de Julio de 1659, dio la licencia y confirmó la disposición de su antecesor. La Iglesia que servía a los niños expó– sitos vino a servir también a las niñas, mediante algún arreglo que se hizo en el local. Pastor de Velasco nombró patronos de la obra a los SS. Inquisidores y estos cuidaron del Colegio hasta su abolición. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.22, 1972
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