Fénix 22, 74-161

EL MANUSCRITO DE AYACUCHO 75 be, labor que ha sido precedida por la confrontación de cuatro códices: el ya aludido de Ayacucho, el de Pérez de Velasco (actualmente en la Universidad de Duke), el de Vadizán, (Los Médicos de Lima) y el hasta hoy titulado Dien– te del Parnaso, trasunto realizado en 1898, del manuscrito que poseía don Gregario Beeche en Valparaísoel cual fue elaborado en 1689. El último pro– pietario de esta copia existente hoy en la Biblioteca Nacional fue don Ricardo Palma. Al confrontar los manuscritos y comparar los textos con las ediciones co– nocidas hasta hoy de las obras de Caviedes, hemos comprobado la existencia de un sinnúmero de alteraciones del texto en lo publicado desde 1791-92, a través del Mercurio Peruano, 1873 y 1899 (ediciones de Odriozola y Palma, respectivamente) hasta llegar a 1947 (ed. Vargas Ugarte) y transcripciones parciales realizadas fuera del país en 1963. Se omiten, cambian o añaden, pa– labras, giros e incluso versos, hasta parecer, en algunas ocasiones, un arreglo "ad libitum" de los versos del poeta más que una transcripción textual. No pue– de negarse que existe una arbitrariedad, consciente o inconsciente, en los edi– tores de Caviedes. Por tal razón, a fin de reconocer lo auténtico caviedano de lo que no lo es, se hace necesario reunir en lo posible, los códices de Caviedes existentes en bibliotecas nacionales y extranjeras y, previa confrontación de las composiciones, proceder a la edición crítica que posibilite la reconstrucción de la forma original inherente a la producción literaria del autor. La primera alteración descubierta durante la elaboración del presente tra– bajo es la que se refiere al título de la obra del poeta contra los médicos co– loniales. En efecto, los editores han bautizado la producción satírica de Ca– viedes con el nombre de Diente del Parnaso que no existe en ninguna parte de los códices manejados para las ediciones de Caviedes. (l) Las alteraciones de los textos de Caviedes comienzan cuando el Mercurio Peruano publica algunas décimas y coplas del poeta. En efecto, está comprobado que los ilustres colaboradores de este diario, doctores Hipólito Unanue y su leal amigo y discípulo José Manuel Valdés, sin– tieron honda simpatía por la gracia y el ingenio de Caviedes. Por otro lado, Valdés, que también era poeta, fue propietario de Un manuscrito de las obras de Caviedes, el cual sirvió para realizar las publicaciones en el Mercurio en los años de 1791 y 1792. (2) Pero las poesías del autor no pasaron inalteradas al cajista sino que sufrieron " .. .inversiones hechas en los nombres de perso– nas muy conocidas en aquellos tiempos", de modo que la Sociedad quiso su- 1 Nos referimos a las copias conocidas hasta el momento, existentes en la Biblioteca Nacional, en la de Madrid y en la Universidad de Duke. Además de estos códices, se cuen– ta con otros dos: en Yale, uno, y otro, muy deteriorado, en Kentucky, cuyos sendos mi– crofilms, adquiridos últimamente por la Biblioteca Nacional, hemos tenido la suerte de confrontar en su integridad. Es posible que aún se encuentren otros trasuntos en biblio– tecas particulares nacionales y extranjeras. Lo que sí, podemos afirmar, basándonos en el exhaustivo examen de los manuscritos arriba mencionados, es que Caviedes nunca llamó Diente del Parnaso a su obra satírica. 2 Cfr. Mercurio Peruano del 28 de abril y del 12 de junio de 1791; del 5 y del 8 de julio de 1792. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.22, 1972

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