Fénix 23, 5-57
14 FENIX 5. Los poetas han dicho siem– pre que la mañana en el campo es alegre, sin ero' bargo, hay seres para los que nada puede inspirar mayor melancolia. 6. El leve murmullo del aura que mece los penachos de los árboles, la calma inte– rrumpida por el canto de las avecillas, el tañido de las campanas que se oye en lontananza, el sol que se alza entre confusas y par– das nubes; todo, todo ha– ce creer que la naturaleza se levanta de una tumba en la que se acostara despues de los desordenes de una orjía. 7. En la soledad mas que en otras partes se inclina el hombre á pensar en el Ha- 5. Los poetas han dicho siem– pre que la mañana en el campo es alegre. ¡Quime– ras de poetas! Hay seres a los que nada puede inspi– rar mayor melancolía. El leve murmullo del aura que mece los penachos de los árboles: la calma inte– rrumpida por el canto de las aves: el tañido de las campanas que se oye en lontananza, convocando á la oracion á los habitan– tes de la ciudad: el sol que se alza entre confusas y pardas nubes: todo, todo hace creer que la naturale– za se levanta de una tum– ba, en la que se acostara des pues de los desórdenes de una orjia. 6. En la soledad se inclina el hombre á pensar en el Ha– cedor. Los sentimientos re– ligiosos se despiertan en el alma con gran fuerza, se exhala el corazon en armo– nías y el espiritu todo es un cántico que sube puro co– mo lo primeros rayos del sol hasta el trono de la Di– vinidad. 7. El oficial cruzó la capilla y fué á arrodillarse ante el altar de María. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.23, 1974
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