Fénix 23, 5-57
32 FENIX tal vez el amor me hará honrado; porque mi exis– tencia toda se realizará en brazos de ella. 6. Luego, lanzando á la des– mayada una ardiente mi– rada, continuó. -¡Ella! ¿llegará á amar– me? 7. ¿ Tanta felicidad podrá so– portar mi espíritu? ¿Y que he hecho para conseguir su cariño? Robarla á su esposo ¡Infamia! Infamia! 8. Púsose entonces de rodi– llas ante la jóven estrechan– do sus manos de nieve en– tre sus ardientes manos. 9. ¡Oh Lida! alma mía! vuel– ve en tí! Si despertaras de ese sueño de ánjel y leye– ras en el fondo de mi al– ma, si supieras cuanto te amo me compadecerías ... 10. y acercó sus labios á la mano de la jóven que se estremeció como al con– tacto de una ascua y vol– vió de su letargo dando un grito. (). -Lida! Alma mía! Vuelve en tí. .. Si despertaras de ese sueño de ángel y leye– ras en el fondo de mi al– ma ... ! 7. y acercó sus lábios á la mano de la jóven que se estremeció como al con– tacto de una ascua y vol– vió de su desmayo dando un grito. 8. -Dónde estoy? -A mi lado, Lida ... cerca de un corazón que te ado– ra. -Ah! todo lo comprendo, monstruo. 9. y la infeliz hizo un esfuer– zo para levantarse; pero sus rodillas vacilaron y volvió á caer sin fuerzas en el asiento. 10. -Me odias, Lida? Eres in– justa. ¿Crées que se puede decir al corazon te mando que no palpites, te orde– no que no ames? Pocos días hace que pasaba dis– frazado para Lima cuando te ví en el patio de tu ha- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.23, 1974
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