Fénix 23, 5-57

FENIX rias mía. Amame, alma de mi ser, con el amor infini– to, ardiente, devorador con que te adoro. 14. -La muerte antes que ser vuestra, infame. El palido semblante del ca– pitan se coloró entónces por la rabia. Sintió que la sangre se agolpaba á sus ojos y con un acento que mas se asemejaba al rují– do de una fiera que al hu– mano, esclamó. 15. -No, mujer orgullosa, vi– virás. Tu virtud, tu belleza mis– ma servirá solo para alha– gar mis caprichos. Estás en mi poder, insensata. ¿y quién podrá libertarte? Esclava. .. soy tu señor. ¿Entiendes? 16. Eres mía para siempre. Esclava, tu dueño quiere placeres. ¿Que le importa tu corazon? y estrechaba los brazos de la joven pro– curando atraerla hacia su pecho. 17. Entonces resonó una car– cajada en el fondo de la camara y al lado del capí– tan se presentó una ñgu- 34 14. Entonces resonó una ho– rrible carcajada en la puer– ta de la cámara y al lado del capitán se presentó una mujer, vestida de ne– gro, sombría como la fa– talidad y con las huellas de una frenética locura en el rostro. Se conocia que aun era jóven; pero la fie– bre habia marchitado sus facciones. 15. -Leoncia! balbuceó el pi– rata. -Este es el día de la ven– ganza, Jacobo. -Es; cierto; porque vas á morir, repuso L'Heremite desnudando el puñal que llevaba al cinto. 16. -Hablas de morir? Tie– nes razón; porque estás envenenado. -Envenenado! repitió el pirata dejando caer el ar– ma. 17. y la loca arrojó una nueva carcajada y, complaciéndo– se en la agonía de su anti– guo amante, continuó: Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.23, 1974

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