Fénix 23, 5-57
8 FENIX dida por la superstición ó ignorancia de la multitud. 4. Entónces en un pueblo sen– cillo se encontraban bru– jas porque era preciso en– contrarlas y hoy ¡cosa ra– ra! en que si no estamos corrompidos, no podemos llamarnos sencillos, ya ten– dria trabajo para toda su existencia quien se propu– siese buscarlas.: 5. y es que á los pueblos na– cientes es fácil engañarlos y especular con sus senti– mientos, porque esas socie– dades creen y esperan. 6. Hoy se pierde la esperan– za y con ella la fé. El Marques de Guadal– cazar nunca miró con im– pasibilidad el sacrificio de nes se confundian con el ¡ay! del moribundo; tus ga– las eran iluminadas por el resplandor de la hoguera; cada aurora te traia una nueva pena, cada rayo de luz se quebraba en las ti– nieblas de tu humillacion y cada minuto en el reloj de tu existencia añadia un eslabon á tu cadena. 4. Está escrito que un pue– blo se regenera con el bau– tismo de sangre, y por eso tus hijos se apiñaron en derredor de la enseña que San Martin y Bolivar, pre– cursores del presente, le– vantaron en tus llanos. 5. y nosotros, generación parásita, que sin haber vi– vido en la noche existimos en el dia; nosotros, flores henchidas de perfume y brillo, quizá negamos un recuerdo al Cristo del ayer. Creemos eterno el hoy, y nuestra miope mirada no alcanza al nebuloso hori– zonte del mañana; porque el mañana es el no ser. 6. El egoísmo !!!! Hé ahí el estigma de maldicion del siglo XIX. El mañana es de nues– tros hijos -Giman ellos Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.23, 1974
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