Fénix 23, 5-57

FENIX otro sugiere que la dejen en paz. Pero el pirata dice: "-Es muy dulce la venganza". Lo de la venganza es muy extraño. No se explica en Lida y se ha eliminado la referencia a ella en Corsario. Parece que Palma se dio cuenta de la inconsecuencia de su tradi– ción y la mejoró suprimiendo lo de la venganza. Otro cambio de esta clase está conectado con el papel del calesero (V-15). Es de poca importancia en Lida, pero evidentemente el autor creía que tenía demasiada porque el calesero se ha de la re– fundición. Son difíciles de explicar algunos de los otros cambios sufridos. En Lida (III-6) Palma divaga un poco cuando habla de la na– turaleza del amor. Dice: "Porque tan es cierto que el alma tie– ne su lenguaje mudo, como es verdad que el murmullo de un lago, el susurrar de un bosque son otros tantos idiomas de la na– turaleza". Fijémonos en la otra edición. "Porque tan cierto es que el alma tiene su lenguaje mudo, como es verdad que el murmullo de un bosque y el susurrar de un lago son otros tantos idiomas de la naturaleza". (Subrayados son míos). ¿Nos quiere intimar Palma que el lago susurra pero no murmulla o que el bosque mur– mulla pero no susurra? ¿O prefiere los sonidos "m" y "11" para el bosque y "s" y "r" para el lago? No sé. Quizá sea mejor la se– gunda versión, pero me cuesta trabajo ver la superioridad. Enig– máticos son también los cambios que siguen. En la escena del rapto de la esposa del capitán, Juan Francisco llama a sus compa– ñeros sílbándoles. En Lida llegan unos diez hombres después de dos minutos y en Corsario llegan unos veinte hombres después de tres minutos. ¿Cuál será la justificación? ¿Quién sabe? Es po– sible que Palma creyera que Jacobo precisaba a más hombres para sus planes y que para llegar tantos hombres dos minutos no bastaron, pero sólo podemos adivinar el por qué del cambio. Otra alteración que nos llama la atención sucede en la escena melodramática de la muerte del pirata. El autor nos cuenta en Lida que Leona le anuncia a Jacobo que está envenenado y éste alarga la mano para tocar la cuerda de una campanilla. Se ha es– fumado la cuerda en Corsario; en cambio ya ha aparecido un pu– ñal. Llevemos a la hoja unos trozos de la refundición: Dice Leoncia: "-Este es el dia de la venganza, Jacobo. 44 Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.23, 1974

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