Fénix 23, 71-127
LA BIBLIOTECA DE OCOPA En el segundo piso de este mismo claustro de la portería se muestra al visitante una serie de colecciones de hermosas pintu– ras: en primer lugar una galería que representa a los reyes de Judá, de vistosos colores, pintada en 1847 en Quito por Fr. Vi– cente Pazmiño; sigue otra colección de cuadros de gran tamaño, que representan a diversos santos y deben ser copias del siglo XVIII, siendo la más notable el Extasis de N.P. San Francisco, a la que hizo muchos elogios el pintor Juan Cabanas. También en este piso se puede apreciar la hermosa colección de los cua– dros pintados en 1958 por el P. Lorenzo Pelosi en el Museo del Prado de Madrid, copias bellamente hechas de pintores españo– les. Se ve igualmente una serie de las Estaciones del Vía Crucis, una obra artística del P. Antonio Gravalosa, que vivió en Ocopa a mediados del siglo pasado. Por todo esto, este piso viene a ser una pinacoteca de invalorable precio, que es la admiración de todos 8. En un ángulo del jardín del claustro del olivo se conserva con afecto el retoño de un olivo que plantó el fundador del con– vento. El tazón surtidor que hayal medio hace juego con el esti– lo del claustro. En los corredores del piso bajo hay una extensa colección de cuadros de la vida de San Francisco de Asís. La le– yenda de uno de los cuadros dice: "Estos cuatro liensos siguien– tes se pintaron en la ciudad del Cuzco, en el año 1763, y los hizo con su notoria abilidad el pincel del Mtro. Dn. Ignacio Chacón". En el claustro del coristado o de los estudiantes del con– vento, tienen ellos sus habitaciones, clases, capilla, biblioteca y una pequeña tipografía. Adosados al estudiantado están los campos de juego: dos fronto– nes de pelotaris, fútbol, béisbol y voleibol. El claustro del P. Pío, de construcción más reciente, es tam– bién de dos pisos, de sobria elegancia, pequeño y alegre. Al cen– tro del patio se alza la estatua del venerable P. Pío Sarobe, muer– to en 1910. Fue guardián de Ocopa; el proceso de su beatifica– ción está en marcha. Cuenta así mismo el convento con un Museo Amazónico, que es la admiración de los curiosos, formado pacientemente por los 8. CORTAZAR, P.P. Documental del Perú. Junín, Lima, 1968, pág. 139-41. 77 Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.23, 1974
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