Fénix 24-25, 13-40

34 FENIX Vickery, por el contrario, sostiene que en general la ventaja de los términos ponderados sobre las ecuaciones lógicas, es que con los primeros se acelera considerablemente el procesamiento en la computadora (evidentemente Bloch y Vickery tienen en mente diferentes momentos del funcionamiento de la computadora en relación con el perfil; como ninguno de los dos menciona parámetros concretos para sustentar sus opiniones, éstas no pueden ser debi– damente contrapuestas). Pero el mismo Vickery deja en claro que los térmi– nos ponderados no pueden realizar con igual perfección las funciones que cum– plen las formulaciones lógicas. El hecho de que tanto las ecuaciones lógicas como los términos ponderados poseen ventajas y debilidades, que al ser evaluadas no arrojan un balance que se incline claramente a favor de uno de ellos, puede ser confirmado con los hallazgos de Cooper, quien encontró que de doce servicios DSI siete usaban términos ponderados (en dos casos en combinación con otros mecanismos) y cinco empleaban ecuaciones lógicas (en tres casos en combinación con otros mecanismos). Vickery señala que la mejor elección parecería ser una com– binación de términos ponderados y formulaciones lógicas; sin embargo, de– bido a la complejidad que tiene la combinación de estos mecanismos, se en– cuentra que no es muy popular en la práctica: Cooper encontró que sólo un servicio había implementado esta combinación (en la encuesta de Cooper ocho de doce servicios usaban un solo mecanismo). Cuando recién se estaban comenzando a desarrollar los sistemas DSI, Tritschler (Tritschler 1964) publicó un vigoroso argumento en favor del uso de términos ponderados. En primer lugar, decía que los términos ponderados son particu– larmente útiles porque permiten tomar en cuenta la indización imperfecta que es un componente normal de todo sistema de información (ningún indizador le asigna a un documento todos los términos que requiere y, por otro lado, no hay dos indizadores que asignen el mismo conjunto de términos a un de– terminado documento). Esto motiva que el conjunto de descriptores que re– presenta a cada documento sea necesariamente incompleto. Ahora bien, mien– tras el mecanismo del "peso mínimo" total permite seleccionar aproxima– ciones a un tópico deseado (que en la realidad podrían ser el tópico mis– mo, inadecuadamente representado por una indización imperfecta), las for– mulaciones lógicas de carácter simple, que usan solamente la conjunción o la disyunción, no actúan satisfactoriamente en estos casos (las formulaciones con conjunción no seleccionan documentos a los que les falta un solo ele– mento y las formulaciones con disyunción seleccionan una gran cantidad de material no pertinente). Sin embargo, el mismo Tritschler reconoce que el problema puede ser resuelto con formulaciones lógicas que tengan tanto con– junciones como disyunciones. Pero considera inconveniente en la práctica rea– lizar la difícil tarea de reducir las necesidades de información a este tipo de formulación precisa, más aún cuando un resultado equivalente puede obtenerse mediante la simple técnica de apareo y cuenta, en la cual se basa el meca– nismo de términos ponderados. Podemos darnos cuenta de que Tritschler no está completamente en 10 cierto, pues los términos ponderados no resultan un sustituto perfecto de las formulaciones lógicas (cuando éstas incorporan conjunciones y disyunciones). Los términos ponderados brindan tan sólo una útil forma de lógica condicional; también pueden ser usados satisfacto- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.24-25, 1977

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