Fénix 24-25, 41-116

PALEO - BIBLIOTECAS Y ARCHIVOS PERUANOS 59 solanácea que en aymara es llamada ñuñumaya y al secarse toma un tono oscuro como si el cuero se hubiera quemado. De los escritos en piedra dice haber encontrado uno solo antigüo y con grabados. El elemento que sirve para inscribir los signos es cualquier clase de palito 26 Ibarra sostiene que el origen de esta escritura está relacionado con los otros jeroglíficos primitivos (como los de los pieles rojas, los primitivos de Mé· xico, los cunas, etc.}, que es un derivado directo de una forma jeroglífica más desarrollada en su origen; el sistema llamado "Disco de Festo", que se utilizó alrededor de 1700 años a. C. y que luego empobreció, habiendo llegado a América por la vía oceánica. Supone que el lugar de origen es el Mediterráneo antigüo. Esta teoría deja de ser probable si tenemos en cuenta que de haber sido así también pudieron llegar otros sistemas más desarrollados de escritura, que ya existían en ese continente. En el Perú, por lo menos hasta el momento, las más antiguas piedras grabadas conocidas son las de Paracas cavernas (500-300 a. C.). Estas por otro lado no coinciden enteramente con el sistema mediterraneo oriental o el americano del que habla Ibarra , De este modo podrían, estas primeras piedras grabadas, demostrar una propia evolución en el sistema americano. Dejando esto de lado, pensamos si la escritura que describe Ibarra no sería la que el Inca Pachacútec prohibió mandando matar a todos aquellos que la sabían, según referencias antes mencionadas (Montesinos), ya que pare· ce que se desarrolló algún tiempo antes del incanato, y que luego desapa. reció para volver a ser utilizada. Esto lo demostraría el hallazgo y estudios hechos por el Dr. Ibarra cuando describe un disco de arcilla que encontró en el Museo Arqueológico Municipal de Oruro. Es un disco de arcilla mez– clada con paja, de sesenta ems. de diámetro y unos siete ems, de espesor. Tenía cerca de cuatrocientas incrustaciones de piedras, trozos de cerámica, huesos, trozos de vidrio y otros elementos que estaban dispuestos en espiral desde el centro hacia afuera. Algunos trozos,especialmente los de cerámica, tenían grabados diferentes motivos, como: líneas, rombos, cruces, etc. Se– gún se pudo comprobar, ese disco fue llevado al Museo desde el pueblo de Puqui en Oruro. Los escritos están en lengua aymara y se trata exclusiva– mente de rezos católicos. Ibarra los considera como escritura directamente de tipo jeroglífico y hay algunos signos fonéticos que ha podido traducir 27. Hace referencia al Padre Acosta en una cita que recordó inmediatamente al ver por primera vez el disco: "Fuera de estos quipus de hilo tienen otros de pedrezuela, por donde puntualmente aprenden las palabras que quieren tomar de memoria; y es cosa de ver a viejos ya caducos con una rueda hecha de pedrezuelas aprender el Padre Nuestro, y con otra el A ve María, y con otra el Credo, y saber cuál piedra es: que fue concebido de Espíritu Santo, y cuál: que padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, y no hay más que verlos enmendar cuando yerran, y toda la enmienda consiste en mirar sus 26. Ob. cit. p. 483·484. 27. Ob. cit. p. 485·486. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.24-25, 1977

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx