Fénix 24-25, 5-11

6 FENIX El padre Rubén Vargas Ugarte recoge el sermón del doctor Bravo de Pare– des en su Biblioteca Peruana (Lima, 1954) tomo VIII, p. 86; sin mencionar la procedencia del ejemplar que tuvo a su alcance, corrige, no obstante, la descripción de Medina, quien menciona entre los preliminares una Oda del autor, en vez de Oda latina al autor, de Ascencio Pérez de Lizardi. El sermón de Bravo de Paredes es una obra rara, y el texto de la censura de Espinosa hubiese sido útil a críticos e historiadores -Clorinda Matto de Turner, Ventura García Calderón, Luis A. Sánchez y Emilio Carilla, entre otros-, pues suscita algunas dudas respecto al origen indio de Espinosa Me– drano, y al carácter desinteresado y filantrópico que le atribuyen gratuita– mente _ La censura al sermón del doctor Alonso Bravo de Paredes es un escrito de ru– tina editorial cuyas pretensiones literarias la aproximan al estilo culto de– fendido en el Apologético. A pesar de su brevedad hay en este escrito vocablos que fueron censurados en la poesía de Góngora, tales como: alternando, es– plendores, ostentando, etc., y otros no registrados en las obras del cordobés y acaso de cuño propio: lustrales, uictoriales. Asimismo, percibimos formas sintácticas de filiación culta: "María (ya que no enlacado el belieo morrion de Minerua, coronada si de la Doctoral guirnalda de sus oliuas}", No es menos culterano, y de la peor imitación del estilo gongorino, decir que las paredes son "racionales, discretas, acordes, altiloquas", usando equívoca– mente el segundo apellido del doctor Bravo, o hallar semejanza entre las to– rres heráldicas del escudo de éste con las torres de Cyzico, las cuales, según Plinio, repetían treinta veces el eco, como la elocuencia del doctor Bravo de Paredes multiplicaba la erudición de padres y doctores en el púlpito. Otro aspecto de la censura que muestra rasgos atribuidos al estilo culterano es el abuso de la mitología gentil con referencias al dogma cristiano. De este abu– so, que el doctor Lunarejo censuraba a Faria y Sousa en el Apologético, ha– Ilamos innumerables ejemplos en La novena maravilla, y ahora algunos pá– rrafos en nuestro escrito, donde María es Minerva, y para hacerle compañía las Musas abandonan el Parnaso y se hacen cristianas en el río Jordán_ Pero más importante que los rasgos de estilo son algunos datos biográficos de la censura, particularmente si recordamos las escasas noticias fidedignas que existen sobre Espinosa Medrano. Respecto a las relaciones entre Bravo de Paredes y Espinosa, éste le reconoce por maestro, elogia su erudición, y la– menta su olvido en la parroquia de San Pedro de Quiquijana 5. Bravo de Paredes, a su vez, había aprobado el Apologético en 1660 llamando al discí– pulo "Demostenes Indiano" y "Feniz Criollo", y dice que su libro "no solo es apetitoso al paladar mas desabrido, sino que embriaga dulcemente al in– genio mas hidropico de erudición". 5. La fortuna del doetor Bravo de Paredes no era tan inicua como afirma Espinosa Medrano, pues en el titulo de su sermón ostenta los cargos de "Colegial real y Catedratico de Filosofia en el insigne Seminario de San Antonio el Grande, Cura Rector de la Villa de Quiquixana, Vicario de su distrito, Comissario de la Santa Inquisición de la Prouincia de Quispicancha, y Visitador general del Obispado del Cuzco". Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.24-25, 1977

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