Fénix 28-29, 151-160

FENIX casi la mitad del total de haciendas pertenecientes a la Iglesia en la provin- cia. Cabe señalar, que la Iglesia adjudicaba las haciendas más grandes y probablemente más rentables en contratos enfitéuticos a largo plazo, en cambio las fincas restantes, generalmente más pequeñas, se arrendaban me- diante contratos a corto plazo. Para las haciendas enfitéuticas no puede valer la preocupación de Choquehuanca, preocupación en el sentido quu los con- tratos a corto plazo tendrían como consecuencia la falta de interés de los airrendatarios por la capitalización de las haciendas, por lo que éstas regis- trarían constantemente un déficit de ganado. Un contrato enfitéutico a 150 años de plazo seguramente significaba un incentivo suficiente para el arrendatario, como para realizar inversiones de capital, ya que él y sus descendientes llegarían a usufructuar durante largo tiempo el mayor rCdito que así se lograra. Y en efecto, existe una serie de casos en que el enfiteuta invertía capital en la hacienda. José Cabrera, por ejemplo, aumentó hasta 1870 la existencia de animales de la hacienda Purina en Asillo a 7,090 cabezas en broza de ganada lanar y vacuno. Se había hecho cargo de la hacienda en 1855, recibiendo del enfiteuta anterior, don Dionicio Zebal!~, 5,500 ovejas madres y sus respectivos padres.' En 1849, Rulino Macedo, había arrendado en enfitewis la hacienda Potoni en el distrito del mimo nombre, sucediendo al arrendatario anterior, don Bato!omé Astetc; el capital de ganado oficial era de 5,400 ovejas madres y 540 anejos, de las cuales sin embargo sólo existían 4,800 ovejas madres y sus respectivos padres Cuando en 1860 traspasaba el dominio útil de la hacienda Poroni como dote a su hija María Manuela, con motivo de su matrimonio coi1 hgustín Aragón, la hacienda tenía un capital en animales, de 10,000 ovejas madres Macedo además declaraba que había realizado "valiosas mejoras. . . eii la finca, constantes de 2 casas fronterizas de suficiente comodidad, cercos de matanza y sembríos de cebada pezado a ellos y 2 acequias costosamente sacadas que riegan los ahijaderos, cuyas mejoras nos ha costado mucho más de 4,000 pesos. . . El segundo argumento de Choquehuanca, que los arrendatarios de ha- ciendas de la Iglesia no serían vecinos de Azángaro por lo cual el rédito que traería la explotación de estas haciendas no beneficiaría a la provincia, no es totalmente acertado. Los enfiteutas al menos (con10 lo muestra la ta- bla 2), y también los arrendatarios de las haciendas de la Iglesia alquiladas a corto plazo, eran en su mayoría azangarinos. De las quince hacienda? de la provincia que la Iglesia había adjudicado par contratos enfitéuticos du- rante el siglo XIX, sólo cinco fueron concedidos en algún momento a perso- nas que no provenían de familias azangarinas o no vivían en la provincia. Considero como vecinos de Azángaro a Francisco Lizaies y José Joaquin 7 . Registqo de Escrituras Públicas de Puno (en adelante abreviado como REPP), año 1870, Not. M. Cáceres, (13 de Agosto de 1870). 8 Registro de Escrituras Públicas de Azángaro (en adelante abreviado como REPA), año 1860, Juez de Primera Instancia C. Manrique, (24 de Agosto de 1860) ; REPA, año 1865, J. de Pr. Inst. M. Patiño, (22 de Mayo de 1865) Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.28-29, 1983

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