Fénix 28-29, 151-160

FENIX vecinos mediante acciones armadas. La única alternativa de la Iglesia, para cvitar pérdidr~sy desvalorización en sus haciendas, fue seguramente, arrendar todos sus bienes mediante contratos enfitéuticos a largo plazo. Es proba- ble también que no existiera gran interés en hacerse cargo de las pequeñas haciendas inestables de la Iglesia en otra forma que mediante contratos de arrendamiento a corto plazo. Se llega así a la conclusión que para la Iglesia era muy difícil evitar desvalorizaciones en las haciendas que no po- día arrendar en enfiteusis., por ser más pequeñas, o dcmandar al rcspoii- sable para recuperar las pérdidas. No obstante, si esta es toda la explicación, queda una cierta duda. La diocesis tenía especial interés en rentas regulares, pero para los curas y párrocos frecuentemente debe haber sido difícil tener solo en mente los intereses de la Iglesia ya que estaban profundamente vinculados con la sociedad local de su parroquia a través de contactos comerciales, amista- des e Ir?cluso parentescos. Es posible imaginar por lo tanto, que un párroc:: promovía ia devolución de desfalcos con poco entusiasmo; !,a que el arren- datario re.;ponsable, al igual que el párroco mismo, p e ~ i mx í ageneralrncn- te al pequeño grupo de "vecinos notables" del distrito con el cual se s c i ~ i i ~ ~ comprometida de alguna manera. Es posible asimismo. yuc les curas reco- mendaran a la administración diocesana que las haciendas se arre~idaima chnones relativamente bajos, por sentirse ligados al futuro arrendatario. Visto bajo este enfoque, la desvalorización de las haciendas más pc- queñas de la Iglesia en Azángaro durante el siglo diecinueve resulta m- iin mecanismo que facilitaba a los arrendatarios, frecuentemente propieta- rios de haciendas ellos mismos, el mejorar sus ingresos, aumcntar sus propios rebaños y arrendar pastizales a precios relativamente bajos para abastecer sus propios rebaños que sufrían de escasez de forraje. Vale decir que las propiedades de tierras de la Igleslia, contrariamente a lo v e Choquehuanca dice en su análisis, no eran en si un factor que impidiera el progreso econó- mico de la provincia. Constituía más bien parte de u n sistema agrope- cuario que por diversas causas no estaba en condiciones de impulsar ei desarrollo económico de Azángaro. La Iglesia, al permitir que sus hacien- das más chicas fueran saqueadas y sus hadendas más grandes arrendadas. durante decenios, med.iante contratos enfitéuticos a largo yhzo debajo del valor de mercado, contribuyó a la estabilidad económica de la ganadería tradi'cional extensiva. Otras causas de esta estabilidad deben buscarse er? las relaciones de producaión mismas: control social y político de la élite povincial terrateniente sobre el campesinado indígena; por consiguiente, gastos mínimos para el proceso de producción agropecuaria; escasez de ca- pitales y, ligado a ello, la falta de disposiición para invertir capitales. En los años posteriores a 1911, la importancia de la Iglesia como due- ña de tierras en Azángaro fue disminuyendo considerablemcnte. El 7 de Noviembre de ese año entraba en vigencia la ley No 1447 que ordenaba consolidar todas las tierras enfitéuticas. Esto significaba, que según deter- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.28-29, 1983

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx