Fénix 28-29, 71-90

PRIMEROS LIBROS EN EL PERU COLONIAL 85 cardenal en 1517 y Obispo de Gaeta dos años más tarde. Es él un autén- tico antirreformista, un antiluterano de acción que en 1518, por encargo del Papa León X, fue a Augsburgo para tratar de disuadir a Lutero de sus concepciones novedosas, misión en la que indudablemente fracasó. Es- colástico cn pleno Renacimiento, comentó algunos libros del Antiguo y Nuevo Testamento, dándoles interpretaciones de sentido alegórico, y dejó cn total más de un centenar de obras. De ellas, la que le ha dado mayor ceiebridad son sus Comentarios a la Suma Teológica (Roma, 1507-22), que contribuyeron decisivamente a la ditusidn del tomismo; y además, escribio una Jumma cuietana de peccatis (Roma, 1525), que se menciona junto con aquélla en nuestro documento. Aparece también el monje capuchino Francisco Titelman, de origen belga, con su Eiucidatio in omnes Psulmos (la más antigua que conozco cs iü edición póstuma de París, 1545), exégesis de los textos del proteta m v i u , que se incluye a menudo en los inventarlos lihrescos de ia Coloiiia. rloiesor en Lovaina primero, el autor se trasladó después a Italia, donde ~ U D I I C ~ óonxntarios a las abras de Aristóteles. No obstante haber sido opo- sitor de Erasmo, éste alabó el notable talento de humanista que poseía ritelman. Otro dominico mencionado en el documento es Silvestre Mazzolini de lJriero+pensador piamcuntés fallecido en Roma en 1523. Enseñó teo- iogia en ihionia, Pavía y Roma, sucesivamente, y en 1515 fue nombrado maestro dei Sacro Palacio, cargo que desempeño hasta su muerte. Como buen antirreformista, estuvo entre los primeros que atacaron por escrito las doctrinas de Lutero, contra el que dirigió su Epltome responsis ad Lutherurn (Ycrusa, 13 19) y Errata et argumenta Lutheri (Roma, 1520), que forman parte de una larga serie de obras. La que nos interesa en este trabajo es la surnrtza summarum, que sylvestrina dicitur (Bolonia, - 1515), reimpresa va- rias veces cn los años siguientes y hallada con frecuencia en las bibliotecas antiguas de América. Junto con los de autores definidos, figura un número apreciable de libros litúrgicos y religiosos, señalados sólo mediante indicaciones genéri- cas. De ellos es prácticamente imposible ofrecer precisiones bibliográficas por cuanto abundaron desde los comienzos de la imprenta, publicándose en diversas ciudades europeas. El manuscrito menciona misales de Veiiecia, breviarios romanos y sevillanos, horas en latín y en romance; y también en- contramos un grupo especial de breviarios, horas y diurnos "dominicos", que -según nuestra suposición- estarían especialmente destinados a los h i l e s de Santo Domingo. Al lado de ésos se halla un par c)e obras reli- giosas que estuvieron entre las más leídas de la Colonia y de las cuales aparecen noticias ya en 1501: hay dos ejemplares del Flos sanctorum, espe- cie de santoral biografiado o compendio de hagiografías -su precio rela- tivamente elevada parece denotar que se trataba de una edición ilustrada, como las hubo muchas-, y una docena de vocabularios eclesiásticos. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.28-29, 1983

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