Fénix 28-29, 71-90

FENIX lo ahogó. Desde entonces, el pensamiento peruano colonial vivió aislado del resto del mundo. La vida intelectual de la Colonia se reconcentra en sí misma. . ."?. Sin embargo, hoy tenemos la certeza de que en éste, como en tantos otros aspectos de la organización colonial, las leyes se acataron, pero no se cumplieron, pues consta que pasaron al Nuevo Mmdo muchas obras oficialmente prohibidas. Existió un gran divorcio entre el derecho y los hechos, según palabras de Millares Carlo '. En general, hubo tres clases de obras prohibidas de l~><ii. '1 hdias: a) libros de pura imaginación literaria, como las novclns dc caballeríos; b) obras consideradas heréticas y comprendidas en el Indice cxpurgatorio del Santo Oficio; y c) libros de carácter político opuestos al rcgalizmo y con- trarios a la monarquía hisparia. Hay que indicar, además, q:!c ex;& una severa. censura sobrc los textos quc trataban asuntos coloni~lcs,cspccia!- mente sobre las crónicas de la Conquista, para cuya publicacihii, scgíln cé- dula de 1556, se requería de licencia especial del Consejo d: IndiCic.De este modo, la Corona procuraba velar por la tranquilidad interior dc las colo- nias a la vez que evitar que las potencias enemigas se cntctrascn de pro- blemas tocantes a los intereses del Imperio español en América '. Pese a las numerosas medidas restrictivas, hubo muchos libros vedados que pasaron a este continente, donde inclusive se traducían y rcimpriinínn cn la cland.estinidad. La explicación de tal licencia parece halllarse en el hecho de que los censores de la Inquisición, encargados de vigilar la entrada y salida de todo impreso, dejaban pasar aquellas obras no incluidas en el Indice, sin importarles que estuvieran comprendidas en las dispcsicions emanadas de la Corona lo. Fueron varias las leyes que se dictaron en la metrópoli para impedir la exportación de obras de ficción a las colonias americanas. De acuerdo con la versión del cronista Montesinos, ya en 1506 Fernando el Católico habría dispuesto la interdicción de llevar libros sobre asuntos profanos, frívolos e inmorales, a fin de que los indígenas no los leyesen ". La primera referen- Felipe Barrrda y Laos, Vida intelectual del virreinato del Perú [1909] 3a. ed. (Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1964), pág. 106. Agustín Millares C d o , "Bibliotecas y difusión del libro en Hispanoamérira colo. nial; intento bibliográfico", en Boletin Histórico, núm. 22 (Caracas, enero de 1970), págs. 25-72; referencia de las págs. 25-26. Este es un útil repertorio de cerca de doscientos títulos con un resumen de las principales investigaciones efectuadas sobre la presencia de libros en América española. Ch. Juan Friede, "La censura española en el siglo XVI y los libros de historia de Am6rica", en Revista de Historia de América, núm. 47 (México. iunio de 19591. . , págs. 45-94 (cspecipliiwnte las págs. 59-60), 4 Torre Revello, ob. *cit., apénd. 11, págs. XII-XIII. Torre Revello, ob. cit., pág. 47. Cit. Leonard, ob. cit., págs. 80-81. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.28-29, 1983

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