Fénix 28-29, 71-90
FENIX un dlscuurso de 1937 27, por Lchnlann Villena 28 y en un par de artículos pcrioctísticos reclcntes ". Antes de estudiar la apreciable colección bibliográfica que poseía el Cibispo, conviene conocer algunos datos de su biografía. Nacido en Oropesa a comienzos del siglo XVI, provenía por el lado paterfio dr un linaje oriun- do de Trujillo de Extrcmadura, la patria de Pizarro y de muchos otros coi~cluistadores;su prtdre era criado del Conde de Oropcsa (padre del Virrey Toledo), y de su madrc se decía que era descendiente de iudíos. No obs- tante tales antecedentes, en 1515 comienza sus estudios on la facultnd tic teología de la universidad de Salamanca, que prosigur -después de reci- bida la ordenación sacerdotal- en el colegio mayor de San Gregorio, de Vall:idolid. Aquí llegó a ser lector en artes y teología y fue discípii!~ucl 111l-istiiVitoiia, de quien seguramente recibió enseñanzas sobrc el espíritu Iiumanístico del Renacimiento. Debemos remarcar que los año:; de form:i- ción académica de fray Vicente coinciden justamente con el apogco clv ici intlwi?cia dc Liasino -cn:onccs con respaldo oficial-, ~ilatliiij iiiq:u!sa t l iluminismo y promueve una revolución religiosa en España. Cuando Pizarro se encontraba alistando su paiticia de la wcfiópui, !,,ll\cl-dc fue llamado por los superiores de la Orden cic Piedica4crc.s p ~ i ' i integrar cl clenco de seis frailes dominicos que lo xompañarían en sti tcr- rer y dtfiititivo viaje de conquista del Perú. Como sus hcrmanos d:, hábito iilurieron o quedaron en el camino, nuestro personaje icsultcí cl único sa- cerdote regular que llegó a este país, por lo cual le tocó dcscmpcñar tia papel central en los principales acontecimientos de la Cmcp:sta. Así, ir:tci vino en Cajamarca en la captura de Atahualpa, con quien se entrevistó arttcs dc la masacre y le expuso el requerimiento paib que sc sorncticra a la ~i)cdicnciadc la n~onarquíahispana; no obstante. fue el único de los presentes que no obtuvo parte alguna del cuantioso rescate del Inca. Sobre esa entrevista, los testimonios de cronistas coinciden en apuntar que Val- verde llevó consigo un libro -una Biblia o un breviario-, que fue arro- jzdo al suelo por su interlocutor, en lo que constituye ia priinera mr n c i h de un texto impreso en la historia del Perú. Y el historiador norteamericano -- L/. Josb dr la R~vaA~iirro. '.Las condiciones literarias del 1'cr.j" [discurzo pronun- ciado r n el honxcnaje que le tributó la lAsociaciin dc Escritores y Artistas Espafiolcs, en Madrid, el 17 de diciembre de 19391, en sirs i.'studios de literaturcr peruana.: Del Inca Garcilaso a Eguren, rwopilación y notas de César Pacheco Vkle,~ y Alberto Varillas Montenegro (Lima, Pontiiicia IJniversidaci Católica drl Perú, 1562), pigs. 587600; véase espccialinente la pág. 594. 18 Lohmann Viilcna, "L'os libros españoles en Indias", pág. 238, y "Lihos, libreros y bibliotecas en la época virreinal", pág. 19. 29. Teodoro Hzrnpc M., "Los primeros lihros en el Prrli colonial", en El Comercio, núm 76.443 (Lima, 6 de febrero de 19811, pág. 2, y Aurelio Miró Quesada S., "Erasrno t n el Perú", cn Dominical, de El Comercio, núm. 7-81 (Lima, 15 de febrero de 1981), pág. 9. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.28-29, 1983
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